El PSG le arrolló con goles de Di María (2), Draxler y Cavani y necesitará una proeza el 8 de marzo para seguir en la Champions.
En el Parque de los Príncipes se ha dejado escrita una historia que quedará indeleble en el PSG. Un cierto vaho de revancha luego de varias eliminaciones ante el Barça en Champions y una sensación de que la serie tiene una firma de sentencia. El cuadro galo forjó una goleada imperial por 4 a 0 al conjunto azulgrana.
El PSG requería un partido perfecto para intentar sobreponerse al Barcelona y lo tuvo. Y en contraste, el equipo de Luis Enrique se vio abúlico, inusualmente en el extravío futbolístico. Tanto que ni Messi pudo salir a salvar un barco cuyos cimientos tambalean sin más.
En realidad hubo un monólogo, una cátedra táctica y, sobre todo, emocional de un PSG desaforado y famélico. Frente a un Barcelona atribulado, defectuoso en defensa e inconexo en ataque. En ese contexto, toda la dinámica del equipo francés afloró incontenible. Verratti, Cavani, Draxler, Matuidi, Rabiot y Di María. Las piezas todas engranaron de manera perfecta.
Discurrían 18 minutos de partido. El PSG acorralaba a un Barcelona que no hallaba la pelota. Verrati desentrañaba el fútbol del equipo francés con pases interiores y Ter Stegen ya se hacía figura con dos balones detenidos a Cavani y Matuidi. Para poder batir al portero alemán, sin embargo, tuvo llegar un balón detenido
Y fue nada menos que Di María quien con un cobro impecable de tiro libre rompió el partido. Mientras tanto, el Barcelona estaba apabullado. A tientas, Neymar rebuscaba en soledad, ausente de respaldo colectivo. Ni Iniesta, ni Suárez, ni Messi, ni mucho menos el impasible André Gomes llegaron a su rescate.
El PSG se desatoró. Fue intenso, solidario, impetuoso, ambicioso. Por eso antes de terminar el primer episodio halló un segundo gol que ya era de alivio. El responsable fue Draxler, que definió luego de una recuperación de Rabiot frente a Messi. Verratti condujo y asistió al alemán, que cruzó el remate a fin de superar a Ter Stegen.
Se esperaba una reacción en cadena y efusiva de todo el Barça, pero este equipo de Luis Enrique estuvo más carente que nunca. Esta vez lo individual no pudo suplir las carencias colectivas. Y Di María se convirtió en el mayor verdugo culé cuando apenas en 10 minutos de la segunda escena marcó un golazo desde fuera del área. Un zurdazo en la media luna, que se incrustó en el vértice.
Ya ahí el partido estaba decidido, pero no la serie. En otro contexto, había que esperar algo del Barça. Pero no de este equipo azulgrana de hoy que en el Parque de los Príncipes tuvo una expresión fantasmagórica. Mérito del PSG que creó esa escenografía.
Por supuesto, Edinson Cavanni no se quedó fuera de protagonismo. El uruguayo cerró un 4 a 0 inolvidable para los ‘parisiens’. El hacerdor fue el belga Meunier, que salió desde su lateral, corrió todo el campo y asistió al charrúa, que no sabe de indulgencias.
El PSG saborea una goleada que parece de un golpe de nocaut. Pero al frente está al Barça y resta un duelo en el Camp Nou. Tiene que haber una expresión estelar de la MSN para que el conjunto azulgrana logre una remontada heroica.