Wilmar regresó a la titular y el líder lo sintió porque ordenó la mitad.
Le ganó al reloj que ya iba por los 95’ y a los nervios de La Bombonera que se fastidió por el empate un par de minutos antes. Wilmar Barrios tuvo olfato para interpretar que ese mal despeje que cayó metros del área iba a cambiar el estado de ánimo que se instala antes de un Boca-River que tiene un título en juego.
Bajo esa presión, el colombiano evitó lo que parece lógico cuando el volante cinco del xeneize gana una pelota como esa: centro sin mirar para un cabezazo salvador. En cambio, tuvo control y criterio para señalar el triunfo. Pase para Wanchope Ábila y gol debajo del arco de Leo Jara.
Una victoria que desató esa pasión que hace temblar. Porque lo hicieron todos. El técnico Guillermo Barros Schelotto, los suplentes, los hinchas. Todos.