Sembró y recogió. Diego Arias hoy vive su mejor momento con Atlético Nacional. Un premio a saber esperar su momento, a no renunciar y a entrenarse todos los días como si lo esperara la final de un mundial. Ya son nueve títulos como verdolaga, pero ganar la Recopa Sudamericana tiene un mayor significado por su rol protagónico dentro del equipo.
“Gracias a Dios pudimos darle una alegría grande a toda nuestra gente en este primer semestre. Quedamos muy contentos con el juego. Enfrentamos a un equipo muy aguerrido y que se defendía bien, pero desde el principio pudimos ser intensos y dominar el partido. Fuimos justos vencedores de la llave”, resumió el pereirano.
Este momento lo está disfrutando intensamente después de estar a la sombra de Alexander Mejía. Hoy es inamovible en el equipo de Rueda y se siente pleno por ser parte de una etapa histórica.
“Creo que estamos en una época de muchas victorias y debemos darle el valor suficiente a cada una. Esta es una de esas. Somos campeones y tenemos otro título internacional”, comentó. Resaltó el trabajo colectivo e identificó claramente la clave para remontar al final con Chapecoense: “La determinación para afrontar el partido porque íbamos perdiendo la llave. Sabíamos que debíamos ser intensos y superarlos en cada minuto”. Arias señaló que este “lindo regalo” para Felipe Aguilar, lesionado de su tobillo en el juego de ida en Chapecó, tuvo una trasfondo y obligó a Nacional a reponerse de varias adversidades, en especial durante esos 90 minutos en el Arena Condá y tras la llegada a Brasil.