Las aguas residuales el nuevo ‘oro negro’

Medio Ambiente
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El siguiente es un informe realizado por las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos alrededor del mundo.

Este Informe de ONU-Agua, de cuya coordinación se encarga el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hí dricos (WWAP) de la UNESCO, sostiene que las aguas residuales pueden ser un recurso inestimable para satisfacer la creciente demanda mundial de agua dulce y diversas materias primas.

“Como la cantidad de agua dulce disponible en el mundo es limitada y su demanda aumenta – dice Guy Ryder, Presidente de ONU-Agua y Director General de la Organización Internacional del Trabajo– las aguas residuales constituyen un recurso muy valioso. [...] Todos podemos aportar nuestro grano de arena para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible que pretende incrementar la reutilización del agua y reducir a la mitad, de aquí a 2030, la cantidad de aguas residuales sin tratar. De lo que se trata es de gestionar y reciclar cuidadosamente el agua que usamos en nuestros hogares, ciudades, plantas industriales y explotaciones agrarias. Debemos disminuir los vertidos e incrementar el tratamiento de las aguas residuales para satisfacer las necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico y la fragilidad de los ecosistemas”.

Un problema para la salud y el medio ambiente

Es muy considerable la proporción de aguas residuales que se vierten en el medio ambiente sin que se hayan recogido o tratado previamente. Esto es especialmente cierto en las naciones de bajos ingresos donde sólo se trata un 8% de las aguas residuales domésticas e industriales, un porcentaje muy escaso si se compara con el 70% registrado en los países de ingresos altos. Debido a esa falta de tratamiento, en muchas regiones del mundo se vierten aguas residuales contaminadas por bacterias, nitratos, fosfatos y disolventes en lagos y ríos que van a parar al mar, con las consiguientes repercusiones negativas para el medio ambiente y la salud pública.

En un futuro próximo va a aumentar considerablemente el volumen de aguas residuales que será necesario tratar, sobre todo en las ciudades de países en desarrollo con un rápido crecimiento demográfico. “La generación de aguas residuales es uno de los mayores desafíos asociados al crecimiento de los asentamientos informales –barrios de chabolas– en los países en desarrollo”, según los autores del informe. La capital de Nigeria, por ejemplo, genera cada día 1,5 millones de m3 de aguas residuales que desembocan en la Laguna de Lagos, sin haber sido tratadas en su mayor parte. Si no se toman medidas desde ahora mismo, es probable que esta situación se deteriore aún más cuando la ciudad sobrepase los 23 millones de habitantes en 2020.

En 2012, se produjeron 842.000 defunciones en países de ingresos bajos y medios debido a la contaminación del agua y la insuficiencia de los servicios de saneamiento. Las carencias en el tratamiento de las aguas residuales contribuyen además a la propagación de enfermedades tropicales como el cólera y el dengue.

La constatación de que en las aguas residuales se da una presencia cada vez mayor de diversas sustancias –hormonas, antibióticos, esteroides, alteradores del sistema endocrino, etc. – plantea una nueva serie de problemas, ya que aún no se sabe a ciencia cierta cuáles son sus repercusiones en el medio ambiente y la salud humana.

De la alcantarilla al grifo

Las aguas residuales se suelen utilizar generalmente para riegos agrícolas. En todo el mundo hay por lo menos 50 países que las usan a tal efecto, lo que viene a representar aproximadamente un 10% de la superficie total de tierras cultivadas. No obstante, siguen siendo incompletos los datos disponibles a este respecto en muchas regiones del mundo, en particular África.

Esta práctica, sin embargo, puede entrañar problemas para la salud cuando las aguas contienen gérmenes patógenos que pueden contaminar los cultivos. De ahí que se plantee el reto de ir pasando de los riegos sin control alguno a un uso planificado y seguro del agua destinada a la irrigación, tal como ha venido haciendo Jordania desde 1977 hasta lograr que el 90% de sus aguas residuales tratadas se utilicen para regar cultivos.

En la industria se pueden reutilizar grandes cantidades de agua para calefacción y refrigeración, en vez de verterlas en el medio ambiente. Se espera que de aquí a 2020 aumente en un 50% el mercado para el tratamiento de agua s residuales destinadas a usos industriales.

Aguas negras y cienos, fuentes de materias primas

Las aguas residuales no sólo constituyen una fuente alternativa adecuada de obtención de agua dulce, sino que también se puede contemplar su uso como fuente posible de materias primas. Gracias a los avances de las técnicas de tratamiento se pueden extraer de las aguas y cienos del alcantarillado, algunos nutrientes –fósforo y nitratos, por ejemplo– para convertirlos en fertilizantes. Se estima que el 22% de la demanda mundial de fósforo –un recurso mineral limitado y en vías de agotamiento– se podría satisfacer tratando la orina y las heces fecales humanas. En países como Suiza se han promulgado leyes que exigen la recuperación obligatoria del fósforo, entre otros nutrientes.

Las sustancias orgánicas de las aguas residual es se pueden usar para producir biogás que alimente en energía las plantas de depuración, facilitando así que éstas dejen de ser importantes consumidoras de energía y adquieran autosuficiencia energética o se conviertan incluso en productoras netas de energía. En Japón, el gobierno se ha asignado el objetivo de recuperar, de aquí a 2020, el 30% de la bioenergía de las aguas residuales. La ciudad de Osaka produce anualmente 6.500 toneladas de combustibles a partir de los biosólidos resultantes del tratamiento de 43.000 toneladas de lodos del alcantarillado.

Las tecnologías de tratamiento de las aguas residuales no tienen por qué estar fuera del alcance de los países en desarrollo, porque ya hay algunas de costo poco elevado que hacen posible la extracción de energía y nutrientes. Aunque todavía no permiten la extracción directa de agua potable, esas tecnologías baratas pueden producir agua rentable y salubre para determinados usos, por ejemplo los riegos agrícolas. Además, la venta de las materias primas extraídas de las aguas residuales puede ser una fuente complementaria de ingresos que contribuya a cubrir los costos de inversión y funcionamiento de las plantas depuradoras.

Hasta la fecha se han registrado algunos avances. En América Latina, por ejemplo, el tratamiento de aguas residuales se ha llegado casi a duplicar desde finales del decenio de 1990. Actualmente, entre un 20% y un 30% de las aguas residuales recogidas en las redes de alcantarillado urbano son objeto de tratamiento. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer ya que esos porcentajes significan también que entre un 70% y un 80% de las aguas negras se vierten sin ser tratadas. Se dará un paso adelante decisivo cuando se generalice el reconocimiento de lo mucho que me rece la pena una utilización sin riesgo de las aguas residuales tratadas y de sus subproducto s, en vez de usar pura y simplemente agua dulce.

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