Volvieron a la libertad 811 tortugas matamata

Medio Ambiente
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Luego de varios meses de rehabilitación, 811 tortugas matamata que habían sido incautadas durante Semana Santa fueron llevadas al departamento del Meta.

En el mes de abril, en el Aeropuerto El Dorado, en Bogotá, la Policía Ambiental y Ecológica, logró incautar tortugas, las cuales eran transportadas en cajas y bolsas plásticas por correo de carga, atentando contra la vida de las mismas.

Desde ese momento de la incautación las 811 tortugas matamata estuvieron el Centro de Recepción y Rehabilitación de Flora y Fauna Silvestre bajo el cuidado de profesionales, quienes realizaron diferentes procesos de rehabilitación, análisis y exámenes genéticos para determinar sí estos especímenes estaban en óptimas condiciones físicas y biológicas para regresar a su entorno natural.

El pasado 26 de junio, retornaron a  su habitad natural  gracias al trabajo conjunto entre la Secretaría de Ambiente, la Policía Ambiental y Ecológica, Cormacarena y personal de la Reserva Natural de la Sociedad Civil Yurumí.

Los animales fueron liberados en dos lugares de conservación y alto valor ecosistémico en los Llanos Orientales, en los sitios conocidos como  en la Reserva Natural de la Sociedad Civil Yurumí y en la zona conocida como Maiciana Manacal.


La tortuga matamata

La especie mata-matá o caripatúa (Chelus fimbriata) es una tortuga de la familia Chelidae originaria de Sudamérica. Es la única especie viviente del género Chelus.

Se caracteriza por su cabeza grande, triangular, aplanada y alargada. Tiene un caparazón marrón o negruzco de 45 cm de largo. El plastrón es estrecho, angosto, recortado adelante y marcadamente echado hacia atrás y en el macho es cóncavo.

Tiene numerosas protuberancias en la piel. Tiene dos bigotes y dos filamentos adicionales en el mentón. El hocico es alargado y tubiforme. La mandíbula superior no es ni curva ni recortada. El cuello es aplanado y bastante largo, más que la columna vertebral dentro del caparazón, y tienen a ambos lados salientes que le dan aspecto de sierra. Cabeza, cuello, patas y cola son de color marrón grisáceo en los adultos. Cada pata delantera tiene cinco garras con membranas natatorias. Las colas de los machos son más gruesas y largas.


Según lo estipulado por las leyes de nuestro país el tráfico y posesión de este tipo de animales está catalogado como un delito ambiental de acuerdo con la Ley 1333; quien infrinja esta norma puede ser multada con una cantidad alta de dinero y  hasta 108 meses de prisión.

Reserva Natural de la Sociedad Civil Yurumí

Ubicado en un espacio protegido en jurisdicción de Puerto López, Meta, cuenta con 555 hectáreas que ahora son hogar de muchos animales recuperados por Cormacarena y el Bioparque los Ocarros, luego de ser víctimas de tráfico ilegal.

La reserva  tiene como objeto social la realización de actividades que conduzcan a la conservación, preservación, regeneración y restauración de los ecosistemas y la ejecución de acciones que conduzcan a la preservación y recuperación de poblaciones de fauna nativa.

Desde 2015, y en compañía de Cormacarena, han  realizado liberaciones de animales salvajes decomisados por la policía ambiental, readaptados por el Bioparque los Ocarros y liberados por Cormacarena en Yurumí.