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Jue, Abr

Los velorios de Bolívar

Informe Especial
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Conozca la historia tras la muerte del Libertador en Santa Marta.

Un día como hoy, pero del año 1830, a la 1:03 de la tarde falleció Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, mejor conocido como el Libertador. De aquel 17 de diciembre hace ya 187 años.
Casa de la Aduana, donde se realizó el primer velorio de Bolívar.
Casa de la Aduana, donde se realizó el primer velorio de Bolívar.

El deceso tuvo lugar en la Quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta. Su médico, el francés Alejandro Próspero Reverend fue el encargado de hacer la autopsia y establecer la causa de la muerte: tuberculosis. 

En horas de la noche del 1d Diciembre de 1830 se realizó el traslado del cuerpo del Libertador hasta la Casa de Aduanas, ubicada en el centro de Santa Marta, allí fue expuesto en capilla ardiente hasta el día 20, cuando fue sepultado.
Casa Ujueta, donde se habría realizado el segundo velorio del Libertador.
Casa Ujueta, donde se habría realizado el segundo velorio del Libertador.

Segundo velorio
En una casa que ubicada en la carrera segunda entre 17 y 18, que perteneció a Manuel Francisco De La Concepción De Ujueta y Bisais, juez político de la ciudad de Santa Marta y reconocido seguidor del Libertador, se llevó a cabo lo que se conoce como el segundo velorio de Bolívar.

Y es que en ella Ujueta y Bisais guardó los restos del Libertador en el año 1837 cuando sus enemigos querían arrojarlos al mar, y en tanto se realizaban las obras necesarias para trasladarlos a una nueva bóveda, de la que finalmente fueron sacados para ser llevados doce años después de su muerte (1842) a Venezuela, como era su deseo.

La primera tumba del Libertador fue en una bóveda perteneciente a la familia Díaz Granados, al pie del Altar de San José, en la nave derecha de la Catedral de Santa Marta sobre la cual no se colocó ninguna lápida sepulcral que señalará su nombre, a fin de evitar que sus restos fueran profanados por sus enemigos.

Por algún tiempo la tumba del Libertador, permaneciendo sola y sin arreglos. Posteriormente a finales del año 1837, se hundió más, su estado empeoró, lo que fue aprovechado por los enemigos de Bolívar en su objetivo de desaparecer sus restos. 

Fue en ese momento cuando Manuel Ujueta y Bisais, quien en el pasado había cuidado celosamente la tumba del Libertador, regresa de su exilio en Jamaica y al encontrar el panorama de desolación que presentaba el sepulcro del Libertador, opta por llevar la urna para su casa. Allí, tras días de discusión y celosa vigilancia, los restos del Libertador permanecieron en un forcejeo con las autoridades de la época, hasta cuando fueron llevados a una bóveda segura de la que solo saldrían para Caracas.

Se dice que durante los días en los que los restos del Libertador permanecieron en la casa, tanto Ujueta como su esposa encendieron velas, hicieron oraciones y rindieron honores, lo que se conoce como el segundo velorio de Bolívar.


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