Maracaibo-Maicao, la peligrosa ruta para huirle a la crisis

Cada vez son más los venezolanos que salen de su país con el objetivo de conseguir mejores oportunidades que las que le brinda su amada tierra.

Informe Especial
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Cerca de 57 mil ciudadanos venezolanos portadores de cédula de extranjería estaban en el país en el 2017, según Migración Colombia.

Por: Víctor Peñaloza
Redacción Periódico La Guajira
Fotos: César Barrera

En la terminal de Maracaibo, Venezuela, en los últimos meses se escucha con más frecuencia el grito: “Maicao, Maicao”. Para ese destino los pasajeros tienen tres opciones: directo hasta La Raya, por la trocha corta y por la trocha larga,  sin embargo, ninguna de ellas es segura. En este trayecto de 127 kilómetros, en reiteradas ocasiones se desafía al peligro.

 Venezuela, que años atrás era conocida por su potencia económica, basada en un barril de petróleo que alcanzó los 133 dólares en 2008, durante el Gobierno del expresidente Hugo Chávez, enfrenta  hoy la peor crisis de su historia.

El país cerró el año pasado con una inflación de 2.616 por ciento y una escasez estimada en 70 por ciento, un escenario en el que a los ciudadanos no les alcanzaba el dinero para comprar los pocos productos que conseguían.

“Me gano 50 mil bolívares (Bs) a la semana y una malta me vale Bs. 30 mil, prácticamente no gano nada”, comenta una venezolana quien emprendió camino a Colombia en búsqueda de mejores oportunidades.

Las familias comen una sola vez al día en el mejor de los casos, relatan los venezolanos que a diario ingresan a Maicao. A esto se le agrega que algunas medicinas solo quedan en el recuerdo de los habitantes, ya que a las farmacias no regresaron.

Todo este panorama los ha obligado a dejar su país, algo que años atrás solo pasaba para ir de paseo, pero esta vez el regreso a casa es una incógnita.  Colombia, por su cercanía y sus tres fronteras con Venezuela, es uno de los destinos escogidos por estos ciudadanos para huirle a la difícil situación que atraviesa su nación.

De acuerdo con cifras de Migración Colombia, el año pasado el flujo de venezolanos se incrementó en 110 por ciento, puesto que 35 mil oriundos del país vecino cruzaron diariamente hacia el territorio nacional. Solo por Paraguachón ingresaron 154 mil 662 de estos ciudadanos en 2017.

El trayecto

Una de esas puertas de salida para ellos es Maicao, un trayecto conocido por muchos, que desde el cierre de la frontera se ha convertido en una guillotina, y cada vez el peligro aumenta.

“Nosotros salimos y nos persignamos, nos encomendamos a Dios, porque a pesar que conocemos el terreno, no sabemos que nos vamos a conseguir”, señala uno de los conductores de los llamados carritos por puestos, que en su mayoría parten de Maracaibo a Maicao con cinco pasajeros.
https://www.youtube.com/watch?v=Qe1cg1FA4bE  

Y es que en ese trayecto de 127,8 kilómetros, que se realiza aproximadamente en tres horas por los retenes y los controles migratorios, los pasajeros viven una verdadera travesía, muchos aseguran que su vida ha corrido peligro en repetidas ocasiones.

Lo conocido como alcabalas en Venezuela y retenes en Colombia, comienzan en territorio vecino desde sectores como Santa Cruz de Mara, Nueva Lucha, El Moján, Río Limón, Sinamaica, Paraguaipoa, Los Filuos, Moina y Guarero.

Sin embargo, en medio de ese camino, son muchos los peligros que se asumen al tomar esa decisión de ingresar a Colombia por tierra, porque por avión es una “mentira” debido al alto costo de los tiquetes.

Luego de vivir ese trayecto, dominado por el contrabando de gasolina y otros productos; una verdadera ilegalidad que convierte en una pantomima el supuesto control de las autoridades; toca escoger tres rutas para llegar a Maicao.

Una es el paso caminando por La Raya, allí quienes tienen su pasaporte vigente sellan en su territorio, luego lo hacen en Migración Colombia (permiso de 90 días) y desde Paraguachón toman transporte para Maicao.

Las otras dos rutas parecen de película: unas trochas, denominadas la larga y la corta, en las cuales los carritos se convierten en unos rústicos para pasar cada una de esas carreteras polvorientas en época de sequía y fangosas en temporada de lluvias.

Pero el problema no pasa por las condiciones de la carretera, sino en lo que se presenta en ese camino. Los peajes humanos son capitaneados por varios grupos, entre ellos los denominados como guerrilla. Allí cada vehículo debe pagar una vacuna para pasar, pero esto no les garantiza que estén seguros.

“Mi hermana, una señora de casi de 60 años, tuvo la mala fortuna de ser atracada en ese camino de Maracaibo a Maicao. La golpearon y le quitaron lo poquito que traía”, comentó una pasajera venezolana que trae queso a Colombia para ganarse unos pesos que le sirven para hacer mercado en Maicao, ya que en su país los productos no se consiguen.

Y así como la historia referida, son muchos los guiones repetidos en este trayecto. “Yo viajo dos veces por semana a Maicao. En una ocasión el conductor del carrito no se quiso detener ante un asalto y con un disparo en los cauchos (llantas) nos neutralizaron. Eran varios los sujetos en moto, quienes con pistola en mano nos sometieron. Gracias a Dios quedamos con vida, pero a esto nos arriesgamos cada vez que tomamos la trocha”, destaca otro de esos venezolanos que viaja a Maicao a comercializar algún producto para obtener pesos.

El trajinar no se acaba al llegar a Paraguachón. Como el gobierno colombiano ha implementado esporádicos controles migratorios, los venezolanos indocumentados tienen que pasar por otra trocha, esta es de alrededor de 15 minutos de recorrido, nuevamente carreteras polvorientas, peajes humanos, guerrilla wayúu, el peligro de ser atracados y la vida en juego.

“Me da miedo cruzar todas las trochas, pero cómo se le hace, hay que arriesgarse por ayudar a la familia. No tenemos de otra y lo triste es que si no es la delincuencia, son las mismas autoridades tanto de Colombia y Venezuela que buscan cualquier pretexto para quitarnos el poquito de dinero que traemos y llevamos”, comenta una ciudadana del vecino país cuando atraviesa una de las trochas de Paraguachón- Maicao.

Sin esperanza

Los venezolanos no ven salida a su crisis, por el contrario, sienten que la situación se complica cada vez más y por eso se la “juegan” al ingresar a Colombia por una frontera que tiene más asaltos que una noche bogotana y un peligro inminente producto de la ilegalidad que reina en esa zona.

Son muchos los peligros que tienen que sortear en la carretera, pero nada los detiene para escapar de la crisis de su país.
Momentos cuando cruzábamos una de las trochas y dejábamos atrás uno de los peajes humanos.
El riesgo es el común denominador en el trayecto Maracaibo-Maicao.
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