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Vie, Mar

Bojayá despide a sus víctimas en silencio 17 años después de la masacre

Nacional
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(EFE).- Las calles del pueblo colombiano de Bojayá se vistieron este lunes de blanco para despedir en una procesión silente, 17 años después, al casi centenar de víctimas de una de las matanzas más cruentas del conflicto armado.

Los 99 féretros fueron llevados desde el polideportivo hasta el mausoleo por quienes hoy aún recuerdan a los que murieron el 2 de mayo de 2002 cuando un cilindro bomba lanzado por las FARC en un combate con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) cayó en la iglesia donde se había refugiado parte del pueblo.

RECORRIDO SILENCIOSO

La algarabía que caracteriza las calles de Bojayá, donde normalmente suele ponerse música a alto volumen, desapareció este lunes cuando los pobladores salieron con los féretros.

El cortejo fúnebre avanzó por las calles de este pueblo del departamento del Chocó, en la región del Pacífico, con los compungidos familiares que cargaban los féretros y rosas.

En los andenes, la bojayaceños hicieron una calle de honor y acompañaron el dolor de las familias en silencio, algunos de ellos mostrando fotografías de los fallecidos en la matanza.

A su llegada al mausoleo, los familiares entregaron a la Fiscalía los féretros y luego procedieron a enterrarlos mientras las cantaoras del pueblo clamaban: "señores grupos armados, no más repetición".

RITOS FINALES

Los funerales incluyeron una misa antes de la cual la comunidad hizo un homenaje en el polideportivo del pueblo donde niños y adultos mostraron carteles con los nombres de las 99 personas que fueron enterradas este lunes.

Pese al calor y a la humedad reinante en la región, algunos asistentes vistieron sus mejores galas para dar a las víctimas mortales el último adiós que les tocó retener por más de 17 años, hasta que con la ayuda de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos lograron que la Fiscalía identificara plenamente a los fallecidos.

LLAMADO DE ATENCIÓN

Durante la homilía, el padre Sterling Londoño, de la diócesis de Quibdó, capital departamental del Chocó, volvió a hacer un llamado a las autoridades para que centren su atención en Bojayá, pues ayer la iglesia y organizaciones sociales advirtieron al Gobierno sobre el "inminente riesgo" de que ocurra una nueva masacre.

"Las víctimas de Bojayá representan la mayor negación a la que ha sido sometido el pueblo afro, indígena y mestizo, ante lo cual debemos insistir en la visibilización", aseguró el sacerdotes y añadió que "una víctima no necesita una opinión, necesita cobijo y el abrazo integral del Estado social de derecho".

LA ÚLTIMA NOCHE

En la noche del domingo, más de 600 familias se reunieron en el polideportivo para un velatorio colectivo en el que recordaron a los suyos mediante través de "alabaos", como se conoce a los cánticos tradicionales de la región del Pacífico colombiano, y con el rezo del rosario.

El espacio fue adaptado para que todos los asistentes quedaran de frente a los féretros en cuya tapa fueron colocadas velas y fotografías de cada uno de los fallecidos.

Este acto, que la comunidad denomina "la última noche", los 50 menores muertos en la masacre fueron recordados con "gualíes", cánticos tradicionales con los que la comunidad evoca a los niños fallecidos.

A este acto, que tuvo un carácter más íntimo, asistieron María Antonia Santos, hija del expresidente Juan Manuel Santos, que firmó el acuerdo de paz con las FARC hace tres años, así como el director de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez, y la exconsejera presidencial para los derechos humanos Paula Gaviria.

Desde esta noche, los familiares realizarán un novenario que terminará el 26 de noviembre y durante esos días serán sembrados 100 árboles en Bojayá para recordar a quienes perdieron la vida el 2 de mayo de 2002. EFE