LA HABANA (AP) — Algunas refinerías han quedado a oscuras. A miles de trabajadores del estado les han recortado las raciones de gasolina. Es casi imposible encontrar material de construcción.
Las interminables filas para abordar el autobús, y las largas búsquedas de productos como leche, pintura y cemento parecen tolerables a comparación del hambre y la miseria de inicios de la década de 1990, luego de la drástica pérdida de ayudas y subsidios del bloque socialista que mantuvieron a la economía cubana a flote durante décadas. El impulso generado por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en 2015 no ha dado muestras de desaceleración: Cerca de 285.000 turistas estadounidenses visitaron la isla en 2016, un incremento del 76% respecto al año previo, y el gobierno cubano destacó que el número de visitantes estadounidenses aumentó un 125% en enero. El número de visitantes extranjeros superó los 4 millones el año pasado y en 2017 parece ir en ritmo para superar esa cifra.