Cuentan que los sujetos habían estado el jueves anterior realizando una cotización, pero lo que realmente fue la oportunidad para observar las posibilidades para cometer el ilícito.
El pasado viernes, volvieron nuevamente, pero a cometer su fechoría. Los tres se distribuyeron las dependientes, logrando reducirlas a la impotencia para luego proceder a requisar todo lo que sus nervios les permitió.
Afortunadamente, fue tal el nerviosismo que solo alcanzaron a llevarse cien mil pesos y un celular de alta gama, pues en la caja fuerte que obligaron abrir no había dinero, aunque si en otro lugar estaba el producto de la venta de una moto, que no vieron.
“Allá afuera están dos de nosotros, así que no vayan a decir nada cuando salgamos” les dijeron los antisociales a las tres mujeres que atienden la distribuidora, una vez cometido el atraco.