El uniformado dejó una nota en la que aseguraba que no podía portar armas por sus conductas suicidas.
“Todos los elementos inmersos en ese hecho van a ser investigados. Hemos pedido a la Procuraduría que actúe en el marco de total transparencia en la investigación", manifestó el general Nieto.
Tras la muerte del patrullero Luis Fernando Rosero Rojas, como fue identificado, se conoció una nota en la minuta de la Estación, en la que este hacía énfasis en que tenía problemas psiquiátricos y que contaba con una restricción de porte de armas tras varios intentos de suicidio.
En la carta -que hace parte de la investigación- hace referencia a sus problemas psiquiátricos eran conocidos por su superiores, quienes pese a eso le ordenaron portar las armas.
Frente a la anotación realizada por el patrullero en el libro de población de la unidad policial indicó: “personal médico especialista en salud mental de la Dirección de Sanidad de la Policía Nacional refiere que en su última valoración médica, realizada el pasado 10 de octubre, el uniformado no presentaba sintomatología ni alteración en su estado mental que justificaran la expedición de incapacidad alguna".