Algunos pescadores de Camarones viven al ritmo de la Cachírra

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La pesca está arraigada a la historia de Camarones, corregimiento ubicado a 20 minutos de Riohacha, donde muchos de sus habitantes se dedican o se han dedicado a esta actividad, heredada de sus ancestros y que le han permitido subsistir junto a su familia.

Uno de los peces más representativos es la Cachírra, que mide aproximadamente de 10 a 15 centímetros y que son muy apetecidas por propios y turista.

Doña Belladira Mercedes Benjumea Rivadeneira, de 64 años, y quien dedicó gran parte de su vida a pescar y luego vender en el mercado nuevo de Riohacha las cachírras, oficio que le permitió sacar adelante a sus cinco hijos, explica detalladamente el proceso de pesca y preparación.

Desde hace muchos años los que se dedican a la pesca esperan a que pase la época de invierno para ir en busca de la Cachírra y otros peces.

“En la temporada de lluvias el mar y las charcas, como Navío Quebrado, se unen. Luego cuando pasa el invierno estas quedan llenas de peces. A los días mientras el nivel del agua va descendiendo los peces empiezan a ahogarse y en busca de oxigeno comienzan a saltar”, explica la señora Bella.


Para aprovechar y pescarlos, los camaroneros y propios de pueblos cercanos, se arranchan durante dos semana frente a las charcas, mientras los peces van muriendo. Lo que implica ir con suficiente comida, agua, útiles de aseo y armar ranchitos para aguardar durante ese tiempo.

La manera de atraparlos, anteriormente era esperar a que se murieran y que el agua los sacara o estar atentos para golpearlos con un palo mientras ellos saltaban, pero en la actualidad la mayoría de los pescadores las agarran con atarrayas.

Luego de capturados los dejan secar bajo el sol al menos cinco días para poder asarlos durante un tiempo aproximado de dos minutos si están bien secos. “Pero eso sí, hay que quitarles la concha porque es muy salada y comerse solo la carne” detalla esta pescadora.

Y como las manos quedan impregnadas de olor a pescado la señora Bella tiene el truco, después de lavadas, “hay que frotarlas con unas ramitas de albahaca para matar el olor”.

Doña Belladira asegura que durante su temporada este pescado que puede acompañarse con arepa, bollo, yuca o arroz es muy apetecido por los turistas y que por cinco mil pesos dan hasta 15 cachírras.