Se respió un aire de nostalgia en el área de consulta externa del hospital Nuestra Señora de los Remedios, en Riohacha, ante la llegada del cadáver de Hermelinda Mercedes Rojas Quinter, quien en la mañana de ayer viernes.
Blas Antonio Angulo, su pareja sentimental y sus cuatro hijos decidieron llevarla a su casa; sin embargo, sus colegas quisieron darle un merecido homenaje en su área de trabajo.La sala de la capilla del Hospital se llenó de coronas de flores.
En el recinto solo se escuchaban los sollozos de los dolientes, quienes tenían en su pecho el lazo en cruces de color morado, en señal de luto.El silencio de la brisa también protagonizó el ambiente, “es Dios quien la despide de esa manera por lo bondadosa que fue, ¡era una berraca!, servicial y siempre estuvo para su familia para los favores que necesitábamos”, expresó una de sus sobrinas, María Angélica Lagos.
Asela Ortiz, una de sus compañeras de trabajo, resaltó: “Hermelinda era una mujer agradable, colaboradora y entregada a su trabajo; siempre cuidó de los detalles de su labor, se destacó por cumplir con sus deberes a pesar de las dificultades que la vida que le colocaba en su camino.
Se preocupó por su gente”.“Esa mujer siempre fue puntual, trabajaba con mucha pasión, compromiso y responsabilidad en su desempeño y su entorno en general. Personalmente, siempre conté con sus favores, cuando no me las hacía, era porque en verdad se escapaba de sus manos”, subrayó Javier Socarrás, empleado del Hospital en el área de facturación y amigo de Hermelinda.
