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Vie, Mar

Descamar peces: sustento diario de mujeres en Dibulla

Mujeres que trabajan diariamente sacando las vísceras de los pescados en Dibulla

Península
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Desde la seis de la mañana se avistan los primeros pescadores en llegar a la playa, verle una sonrisa en sus rostros supone que les ha ido bien. La capturada de muchos peces se traduce en trabajo que realizar y ahí están ellas; mujeres cabezas de familias armadas con filosos cuchillos para sacar tripas a dichos peces y poder llevar algo de sustento a sus hogares.

Ellas, nacidas en familias de tradición pesquera en el municipio, conocen muy bien el oficio. Simplemente, tienen que descamar y sacar las vísceras. Entre más pescados hayan más ganan, pues, reciben un pequeño porcentaje de las ventas y al subrayar “pequeño” nos referimos a lo poco qué es en comparación con todas sus necesidades.
Amas de casa en su mayoría, esposas en su mayoría, heredaron de sus madres y abuelas el ejercicio que en el pasado no era remunerada, pues, le correspondía a cada esposa de pescador desempeñar dicha función ya que se asocia con actividades domésticas que, por prejuicios y construcciones sociales, se han asignado como algo exclusivo de la mujer, en vez de considerarse un proceso más de la actividad.

Rosalba López, es una de estas mujeres pero su historia es trágicamente particular. Tiene 30 años y es madre de dos niños; de ocho y diez años. Los tiene estudiando en una de las escuelas de Dibulla. Su principal objetivo es sacarlos adelante, sean profesionales y puedan darle una vida diferente para cuando ella esté entrada en años.
Su esposo, pescador, quién como todos una madrugada del mes de junio salió a la faenas de pesca, desapareció y sólo hasta el tercer día fue encontrado su cadáver en alto grado de descomposición. Éste mes de junio se cumplirán tres años desde su muerte.
Era él quién cubría con su actividad pesquera las necesidades básicas y de sostenimiento de la familia. Al faltar, asumió Rosalba dicha responsabilidad. Trabajó en otras cosas, siendo oficios domésticos lo que más ejercía. Pero aun así, en ningún momento abandonó su oficio de descamar y sacar vísceras.
Lo aprendió con su madre y lo ejerció sin remuneración con su esposo, ahora gracias a ello puede llevar un poco de alivio a sus hijos aunque reconoce que no es suficiente para poder educarlos aun cuando su familia le ayude económicamente.


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