Cerca de 28.000 personas, en su mayoría desplazados, indígenas y afrocolombianos, que viven en zonas rurales de difícil acceso, por lo que no reciben atención en salud de las Empresas Prestadoras de Salud ni del Estado, se benefician de una ONG que trabaja para que accedan a los servicios básicos de salud.
Inicialmente, se benefician en las comunidades rurales y marginadas de Riohacha y Dibulla, en el departamento de La Guajira, en el proyecto, que tiene una duración de cuatro años.
“Se interesa en estas zonas por la falta de acceso a los servicios de salud de las comunidades más pobres y necesitadas, como no tienen la atención ni siquiera para partos, Malteser decide intervenir La Guajira, además porque previamente se había hecho un estudio en donde se demostró que las necesidades son bastante altas”, dijo el director de Malteser Colombia, Ricardo Tapias.
En un estudio de factibilidad, realizado en enero de 2016, se identificó que el 86 por ciento de las personas en el área de intervención tienen un bajo acceso a los servicios básicos de salud y los sobrevivientes de la violencia y el desplazamiento forzado reciben poca o casi nula atención psicosocial o información sobre sus derechos y posibilidades. Igualmente, que el 80 por ciento de los centros de salud existentes no disponen de una infraestructura y de equipamiento adecuados.
En algunas de las zonas que serán atendidas, la mortalidad infantil tiene una tasa de 150 por cada 1.000 nacidos vivos y la mortalidad materna llega a 70 por cada 100.000 nacidos vivos. Igualmente, la desnutrición aguda en niños menores de cinco años alcanza el 11,2 por ciento.
La implementación del proyecto contempla la rehabilitación, equipamiento y puesta en funcionamiento de los centros o puestos de salud de las poblaciones atendidas y la gestión de un sistema sostenible para el suministro de medicamentos, material de consumo médico y suplementos alimenticios.
Igualmente, la realización de consultas médicas a los centros o puestos de salud por parte de estudiantes de medicina, la capacitación a 20 promotores de salud (en su mayoría mujeres) y 20 comadronas tradicionales (en su mayoría indígenas) que por condiciones remotas y de difícil acceso de sus comunidades, estén aptas para asegurar la atención pre y postnatal y un traslado a tiempo en caso de surgir complicaciones en el parto.