Una lluvia de quejas se ha presentado últimamente en esta ciudad de la frontera debido al comportamiento poco decoroso de los migrantes venezolanos, los cuales se han establecido en los parques, el Mercado Público y la terminal de transportes del municipio.
Con la llegada copiosa de estos ciudadanos, también llegaron las necesidades fisiológicas hechas en plena vía pública, el incremento de la inseguridad y los hechos bochornosos que protagonizan dichas familias.
Las personas que trabajan en la plaza principal se quejan por ejemplo de las condiciones antihigiénicas que hoy se vive en ese ligar, antes pulmón ambiental de la ciudad.
“Aquí ellos , los venezolanos hacen lo que les parece sin que haya ley alguna que les llame la atención o que les digan que no están en su país y que por lo tanto deben acogerse a las sanas costumbres nuestras”, dijo un comerciante de la plaza Simón Bolívar.
Otra persona que dijo sentirse afectada con este comportamiento de dichos ciudadanos reveló que la mayoría portan armas blancas atracan y se han adueñado peligrosamente del parque central.
Los ciudadanos venezolanos, que llegan por cantidades incalculables cada día, se establecen su con chinchorros, hamacas, colchones y demás enseres en la terminal de transporte, el mercado público y en los parques de recreación, donde duermen y por ende hacen sus necesidades en las vías púbicas ocasionando el natural malestar de la ciudadanía, la misma que le ha solicitado públicamente a las autoridades y a la administración que orienta el abogado José Carlos Molina, tomar las medidas serias, contundes y pertinentes para que los visitantes permanezcan en la ciudad pero bajo las condiciones y normas de los ciudadanos de bien del municipio.