Barberos colombianos y venezolanos comparten en su faena, rompiendo los problemas

A pesar de tener solo tres puestos se turnan con amabilidad y les buscan la comodidad al cliente así sea con un banquito mientras espera su turno.

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Aunque la idea fue de ‘El negro’ y después llegaron Conky, Anthony Cepillo, Caracas, y Edgar. Así nació esta peluquería Los Cangris que aunque a plena luz de la calle, tiene sus clientes fieles que proporcionan lo necesario para los arriendos y otros gastos de un grupo de jóvenes; cuatro venezolanos y dos colombianos quienes como hermanos unidos trabajan con esmero cada día.

Sus clientes son tan fieles que una vez una comisión del Gobierno llegó a desalojarlos del puesto y los respaldaron a cambio que les dieran un puesto donde pudieran trabajar, gesto este que ellos nunca olvidan.

“Aquí funciona todo bajo una camaradería y si es en fútbol ni se diga, porque si pierde el Junior le echamos bromas a Konqui y si gana el América y pierde Venezuela, eso es motivo para celebrar y gozar entre nosotros, pero no peleamos” dice Caracas.

En conjunto planearon como celebrar la Navidad. El 24 se tomaron unas cervecitas y el 25 se marcharon para Riohacha a disfrutar de la Playa.

Como todos buenos servidores, los clientes se desahogan con ellos, mientras les hacen el corte de pelo. Uno de ellos contó en una ocasión que la mujer le había pegado, y eso para ellos fue risa, pero le recomendaron al sufrido, que no le fuera alzar la mano a la hembra, que si ella le pegan a su pareja es por algo, y los hombres debemos asumir las consecuencias, si hizo algo malo.

“Cuando uno no hace nada malo tiene que ponerle la cara firme pa’ ella respete un poquito más y así arreglar las cosas” dice riéndose el joven peluquero de tez morena y de risa contagiosa.
Por todo son seis y un tío, y a pesar de tener solo tres puestos se turnan con amabilidad y les buscan la comodidad al cliente así sea con un banquito mientras espera su turno.

Lo más difícil para ellos, son los clientes niños, -y lo dicen con cariño-, porque estos se mueven y se mueven. Pero al final son los caballeros adultos los que con $5.000 que pagan por la motilada salvan la patria, a pesar de la tierra y la brisa del lugar, quienes se van felices por los cortes que les aplican…el honguito, el siete y el degradado.

Muy pronto, llegara un nuevo integrante a la peluquería, y no será precisamente otro peluquero o barbero, sino la primera hija de Caracas (Le dicen así por ser venezolano y de esa ciudad) que nacerá pronto.