Estas malas prácticas de estacionarse mal en las esquinas especialmente, es uno de los aspectos que no contribuye en nada a mejorar la movilidad en el municipio fronterizo.
El tráfico es muy nutrido, debido a la gran cantidad de automotores que procedentes de todas las latitudes de la Costa, el resto del país y de Venezuela, convierten esta población en una metrópoli internacional en materia de tráfico terrestre.
A esta situación, por falta de concomimiento ya que es una ciudad donde entregan las licencias de conducir sin que la persona haya tenido jamás un volante (timón) en sus manos, se agrega la costumbre poco sana de cuadrarse en la mitad de la calle para hablar con un transeúnte u otro conductor, estacionarse en plena esquina donde hay un estanco para comprar una botella de licor o varias cervezas sin importar que obstaculiza la visibilidad a los demás choferes.
Este desorden, la anarquía y el torbellino vehicular, porque hasta los propietarios e inquilinos de muchos locales comerciales participan pescando en el rio revuelto ya que alquilan y cobran por los estacionamientos frente a sus predios.
Hasta el momento, el Gobierno Municipal no ha podido firmar convenio alguno con la Policía de Carreteras para recibir el apoyo de esta, hasta tanto no se legalice o se formalice el pacto que es requisito indispensable para recibir la intervención.