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Mié, Abr

Una mujer que vale oro

Editorial
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Al igual que millones de personas en Colombia, muchos también se olvidaron de sus actividades normales para atestiguar la forma en que Mariana Pajón, se convertía en la máxima figura olímpica en la historia de nuestro país. Mariana Pajón se cercioró de que Colombia conquistara en Río 2016 más oros que en el resto de su historia olímpica, consolidándose como la máxima gloria de nuestro país en estas justas deportivas mundiales.


Pero la tranquilidad de algunos, contrastó con los nervios que asaltaron a muchos televidentes que descansaron cuando vieron la excelente presentación que hizo Mariana que se proclamó bicampeona olímpica, a mucho orgullo colombiano.

Muchos colombianos se unieron con Mariana al vestir una camiseta negra con el nombre de la estrella y el número 100 usado por Pajón durante la arrolladora campaña en sus segundos Juegos Olímpicos; un apoyo que sin duda generó más confianza en nuestra mujer de oro, que vale, precisamente, su peso en oro.

Mariana antes de viajar a Río recibió la bendición de sus abuelas y de sus familiares que la apoyaron desde Medellín, a lo que Mariana respondió que se cuidaría mucho para no caerse, promesa que cumplió para felicidad de ella y de todo un pueblo que necesita esta clase de alegrías.

Para llegar hasta lo más alto en el deporte, Mariana ha sufrido, ha tenido sus momento buenos y malos; pero se ha levantado dando ejemplo de perseverancia y fe en lo que cree y que ahora disfrutar. Ha tenido serios accidentes que han amenazado su carrera, perdiendo ya la cuenta de todas las fracturas que ha sufrido; cree que son 18 o 19, pero eso no la asusta. Y eso es lo que deben imitar los colombianos de esta mujer que con su esfuerzo y práctica diaria ha demostrado ser una mujer de tesón, de empuje y de ganas de salir adelante a pesar de las dificultades. En una ocasión, se quebró la clavícula al estrellarse contra alguien que marchaba en vía contraria y en 2007 se fracturó la muñeca izquierda. El hueso escafoide y el radio se rompieron en ocho partes.

Uno oro por cada 10 fracturas óseas es aproximadamente el promedio que tiene Pajón, aunque ella misma no recuerda con precisión cuántas veces se ha roto los huesos en el deporte predilecto de los traumatólogos-ortopedistas. Pero su triunfo del viernes en BMX llegó con autoridad y sin percances, para entregarle una presea de oro que hará juego con la conquistada en 2012 en Londres. Ningún otro deportista colombiano tiene un par de oros olímpicos.

El título que consiguió Pajón hace cuatro años y el que conquistó la pesista María Isabel Urrutia en Sydney 2000 eran los únicos en las arcas colombianas hasta este año. En Río, nuestra delegación tiene tres oros, contando los logrados por Oscar Figueroa en las pesas y Catherine Ibargüen en el salto triple.

Ella misma lo dijo, hizo la carrera de su vida por muchas razones, entre ellas por nuestro país, y por todos aquellos que han creído en ella y por los que la apoyan desde las graderías de los estadios o desde sus corazones.

Nuestra carismática ciclista obtuvo en Londres la primera presea dorada y dio un argumento más para figurar en el grupo más selecto de estrellas del deporte colombiano. Esa elite incluye a Catherine Ibargüen, plata en 2012 y oro en Río en salto triple, al astro del ciclismo Nairo Quintana y los futbolistas James Rodríguez y Radamel Falcao.


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