La alarma mundial todavía está latente y aún más cuando Siria todavía posee armas químicas, después de la advertencia en Israel del secretario estadounidense de Defensa, Jim Mattis, que indicó en contra de emplear de nuevo ese armamento prohibido.
Las declaraciones de Mattis se hicieron junto al ministro israelí de Defensa Avigdor Lieberman y afirmó que no puede haber duda en la comunidad internacional de que Siria ha conservado armas químicas, incumpliendo su acuerdo y su declaración de que las había eliminados todas; sin embargo, el secretario de Defensa no quiere entrar en detalles sobre el volumen del arsenal sirio para evitar revelar fuentes de inteligencia.
Al respeto, las autoridades mundiales aducen que es una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que este tema va tener que abordarse de forma diplomática, en momentos en que pareciera que la diplomacia no surte en efectos, ante el alto tono de beligerancia que se está manejando. Según los israelíes, Siria aún tiene hasta tres toneladas de armas químicas en su poder, según la primera estimación concreta de inteligencia sobre la capacidad armamentística de Bashar Assad desde el mortal ataque con armas químicas de este mes y de las fuentes confiables que manejan que afirman estar seguras en un 100 por cien de que el régimen de Assad utilizó armas químicas contra los rebeldes.
Assad ha negado con rotundidad que el gobierno sirio sea responsable del ataque en la localidad opositora de Khan Sheikhoun, en la provincia norteña de Idlib, y ha acusado a la oposición de intentar inculpar a su gobierno. Rusia, un importante aliado de Assad, ha asegurado que un ataque del gobierno sirio golpeó una fábrica rebelde de armas químicas, lo que provocó el desastre. En respuesta al ataque del 4 de abril, Estados Unidos lanzó 59 misiles contra una base aérea desde la que consideraba que se había lanzado la operación.