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Mar, Abr

Siguen marchando

Editorial
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Al ritmo de pitos y tambores, decenas de miles de opositores,  vestidos con camisetas blancas y levantando pancartas en que se leían “el cambio es indetenible”, se volcaron el lunes a las calles en Caracas para protagonizar una nueva jornada de protestas contra el gobierno, que entran a su segundo mes.
 Los venezolanos están dispuestos a estar en las calles un mes más y lo que sea necesario porque Venezuela necesita que estén en las calles para que este gobierno entienda que se tiene que ir. Otros miles de opositores, que intentaban marchar por algunas avenidas del oeste, fueron bloqueados por centenares de guardias que les lanzaron gases lacrimógenos para evitar que avanzaran hacia el centro de la ciudad donde se desarrollaba una movilización oficialista.

Uno de los manifestantes, el diputado opositor José Manuel Olivares, sufrió una herida en la cabeza al ser golpeado por las bombas lacrimógenas. El gobierno y la oposición volvían a medir fuerzas en el marco del Día Internacional del Trabajo, con marchas en la capital y otras ciudades del país, en medio de un clima de alta tensión política y creciente espiral de violencia que generan preocupación en la comunidad internacional, la cual aboga por una salida negociada a la crisis. Las protestas, desde fines de marzo, han dejado un saldo de 29 muertos y centenares de heridos. 

Desde que comenzaron las manifestaciones, la oposición ha intentado infructuosamente marchar hacia el centro de la ciudad, donde están las sedes del gobierno y el resto de los poderes públicos, ya que los cuerpos de seguridad les han bloqueado el paso y dispersado con gases lacrimógenos y balas de goma. Horas antes del inicio de las marchas, algunas de las principales autopistas que comunican el interior del país con la capital presentaban fuertes congestionamientos de vehículos generados por los puntos de control que instalaron los cuerpos de seguridad en las vías. De igual forma, las autoridades anunciaron el cierre de una treintena de estaciones del metro por medidas de seguridad. 

El oficialismo, mientras tanto, convocó a una gran marcha en el centro de la capital en apoyo al gobierno de Maduro, que enfrenta las tensiones política en medio una crisis económica, con una desbordada inflación de tres dígitos y una severa escasez de alimentos y medicinas, que ha golpeado la popularidad del mandatario que ronda 20%. Maduro reiteró la víspera las acusaciones contra la oposición a la que señaló de dirigir actos violentos y promover un golpe de estado.

 El gobernante hizo un llamado a la coalición opositora a retornar al proceso de diálogo que está estancado desde diciembre luego que la oposición acusó a las autoridades de incumplir algunos puntos del acuerdo relacionados con la convocatoria a elecciones y la liberación de los presos políticos. En medio del creciente descontento contra el gobierno, Maduro anunció el fin de semana un incremento a partir del primero de mayo de 60% del salario mínimo, que llegó a 200.000 bolívares (unos 278 dólares).

Los comentarios del mandatario sobre el proceso de diálogo coincidieron con una declaración que ofreció el Papa Francisco en la que pidió condiciones claras para las conversaciones, y manifestó inquietud por la situación de violencia que enfrenta el país. El pontífice llamó a las partes a evitar cualquier ulterior forma de violencia, que se respeten los derechos humanos y se busque una solución negociada a la crisis.


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