La presión es respondida con fuerza

Editorial
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La tensión mundial no cesa y el mundo vive a la expectativa; mas cuando el secretario de Defensa de Estados Unidos advirtió el viernes que una solución militar a la crisis con Corea del Norte sería trágica en una escala inimaginable, mientras que Pyongyang prometió fortalecer rápidamente su capacidad nuclear mientras enfrente una política estadounidense hostil.


La República Popular Democrática de Corea llamada comúnmente Corea del Norte para distinguirla de Corea del Sur, es un país soberano de Asia Oriental; ocupa la porción septentrional de la península de Corea, situada al este de la República Popular China, entre el mar de Japón y el mar Amarillo. Limita al norte con China, al noreste con Rusia, al este con el mar del Japón, al sur con Corea del Sur y al oeste con la bahía de Corea y el mar Amarillo.

La península fue gobernada por el Imperio coreano hasta que fue conquistada y colonizada por Japón después de la guerra ruso-japonesa de 1905. En 1945 ―justo después de la Segunda Guerra Mundial― la península fue dividida en dos zonas, la ocupada por la Unión Soviética y la ocupada por Estados Unidos. En 1948, Corea del Norte rechazó participar en las elecciones celebradas al amparo de las Naciones Unidas, creándose finalmente dos Gobiernos independientes en cada una de las zonas ocupadas. Ambos Estados reclamaban la península entera como territorio propio, lo que los llevaría a la guerra de Corea en 1950, que finalizó con la firma de un armisticio en 1953; oficialmente, los dos países siguen en guerra, ya que todavía no se ha firmado un tratado de paz.

Hace unos días Corea del Norte hizo un lanzamiento de prueba de un misil de mayor alcance, que los expertos aseguran fue un importante avance en un programa de armas que tiene el objetivo de contar con un misil con capacidad nuclear que pueda llegar a Estados Unidos. La prueba dio pie a una nueva campaña de Estados Unidos para imponer una nueva ronda de sanciones de Naciones Unidas contra Pyongyang. Mientras, en la Onu, el embajador adjunto de Corea del Norte Kim In Ryong, se mostró desafiante, advirtiendo que su país nunca abandonará su disuasión nuclear en defensa propia ni su capacidad de un ataque preventivo, incluso si Estados Unidos incrementa las sanciones y la presión al máximo nivel. Y es el temor que se siente; que las presiones pasen a un grado tal que no sea posible un dialogo o acuerdo diplomático.

Kim elogió la prueba del misil, y dijo que si el gobierno de Trump quiere paz en la dividida península de Corea, debe reemplazar el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea (1950-1953) con un acuerdo de paz, además de suspender su política en contra de Corea del Norte.

La prueba tuvo diferentes lecturas; el Pentágono, ala interpretó como un ensayo balístico que muestra que Corea del Norte no presta atención a la comunidad internacional. Sin embargo, subrayó la necesidad de una resolución pacífica al trabajar a través de Naciones Unidas con países como China, el principal aliado y benefactor de Corea del Norte. Si esto se va a una solución militar será trágica en una escala inimaginable, por lo que hay que hadcer esfuerzos es trabajar con Naciones Unidas, trabajar con China, trabajar con Japón, trabajar con Corea del Sur para encontrarle salida a esta situación. Corea del Norte probablemente aprendió mucho de la prueba ya que el misil salió muy alto y cayó, pero no dijo que se tratara de un reingreso controlado del misil.

Guiar un misil de largo alcance a un objetivo en su reingreso a la tierra es un obstáculo tecnológico clave que Corea del Norte debe librar en su intento por perfeccionar un misil que pueda ser amenaza para Estados Unidos. Pyongyang también probablemente tiene mucho por delante antes de poder reducir una ojiva nuclear que pueda colocar en un misil de ese tipo, estrategias militares que tienen al mundo preocupado.