Un país letal

Editorial
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Los estadounidenses suelen verse a sí mismos como miembros de una nación excepcional y, de muchas maneras, lo son. Pertenecen a una sociedad tolerante y multicultural que ha llevado al mundo a un futuro más innovador y más incluyente, a través de nuevas tecnologías y de una aceptación realmente única de diversas culturas.

Pero Estados Unidos también ha liderado el mundo de otras formas que no coinciden con la autocomplacencia que muchos estadounidenses tienen de su propio país. Estados Unidos tiene a más personas presas, proporcionalmente hablando, que cualquier otro país en el mundo; también es líder en otra estadística cuestionable: es el país desarrollado en el que más ciudadanos son asesinados por conciudadanos armados, según el Estudio de Armas Pequeñas.

Solo en 2011, según las estadísticas del FBI, más de 11.000 estadounidenses fueron asesinados con armas de fuego en Estados Unidos (y esta cifra no incluye suicidios).

A pesar de todas las preocupaciones razonables que hay en Estados Unidos sobre el terrorismo yijadista, en un año cualquiera los estadounidenses tienen 2.000 veces más probabilidades de ser asesinados por otros estadounidenses armados que por un terrorista yihadista. Desde el 11 de septiembre del 2001, 95 estadounidenses han sido asesinados por terroristas yihadistas, en promedio seis estadounidenses por año, según información de New America.

En contraste, en Gran Bretaña, un país similar a Estados Unidos en términos de leyes y cultura, sufre entre 50 y 60 muertes con armas cada año. Y se trata de un país que tiene casi una quinta parte de la población total de Estados Unidos. En otras palabras, en Estados Unidos tienes 40 veces más probabilidades que en Gran Bretaña de ser asesinado por una persona con un arma.

Aún no sabemos qué motivó a Stephen Paddock, quien este domingo en la noche llevó a cabo el tiroteo masivo más mortífero de la historia moderna de Estados Unidos, matando al menos a 58 personas y dejando heridas a más de 500, pero lo que sí sabemos, hasta el momento, es que tenía al menos 10 rifles en la habitación desde la que lanzó el ataque.

Paddock, además, es de Nevada, un estado que permite que sus habitantes muestren públicamente sus armas. ¿Qué otro país civilizado permite que sus ciudadanos lleven y muestren públicamente armas semiautomáticas?

La Constitución de EE.UU permite que los ciudadanos posean armas. Pero es muy poco probable que la intención de los llamados padres fundadores de la patria fuera permitir que ciudadanos estadounidenses perturbados adquieran arsenales y asesinen a tantos ciudadanos estadounidenses como sea posible.

Con cada nuevo ataque surge un examen de conciencia del público estadounidense y de algunos formuladores de políticas sobre la cultura de las armas que se ha desarrollado en Estados Unidos en los últimos años. Pero el momento de autorreflexión también pasa rápidamente.

Solo podemos esperar que los eventos trágicos de Las Vegas cambien esto. Sin embargo, dadas las tragedias anteriores que no cambiaron esta ecuación mortífera, tenemos muy pocas razones para ser optimistas.

Eso nos lleva a un futuro distópico en el que los que vayan a algo tan inocuo como una fiesta en San Bernardino en 2015, una discoteca en Orlando en 2016 o un concierto de música country en Las Vegas en 2017, deben vivir con la realidad letal de que pueden convertirse en las víctimas inocentes de ciudadanos estadounidenses como ellos, muy bien armados.