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Mié, Abr

Hiperinflación venezolana

Editorial
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Venezuela registró una inflación del 50,6 %, respecto del mes anterior, entrando técnicamente en hiperinflación al rebasar por primera vez en su historia el umbral del 50 % que define este último concepto. Econométrica, empresa que denunció el hecho junto al Parlamento -en manos de la oposición- y otras entidades privadas, ofrecen periódicamente un cálculo de la inflación en el país caribeño ante la ausencia de datos públicos por parte del Banco Central.

Con la inflación general de oct-17 (50,6 % respecto a sep-17), Venezuela entra en la definición técnica de hiperinflación planteada por Philip Cagan, en referencia al economista norteamericano que acuñó este concepto en 1956.
Este máximo histórico de inflación en la historia de la nación petrolera, que atraviesa una grave crisis humanitaria marcada por la escasez y la carestía de productos básicos como alimentos o medicamentos, es el reflejo de años dictadura y del mal manejo económico que le han dado al petróleo, el principal producto de la nación venezolana.

Venezuela lleva años cumpliendo con creces las condiciones que llevan habitualmente a la hiperinflación, entre las que destacan la emisión descontrolada de dinero por parte del Banco Central y el descenso de bienes en el mercado a causa de la caída de la producción.

Un día antes de que se difundieran los datos que sitúan a Venezuela, el presidente Nicolás Maduro anunció el quinto aumento del salario mínimo en lo que va de año y el número 39 desde que comenzara en 1999 la Revolución Bolivariana. Con el incremento, el salario mínimo mensual de los venezolanos se sitúa en 177.507 bolívares, cantidad equivalente a 53 dólares según la tasa del cambio oficial de referencia, 3.345 bolívares por dólar, que se queda en poco más de 4 dólares al cambio que se aplica en el mercado paralelo. Estos no son aumentos genuinos de salario sino nominales con el que no se pueden comprar los productos, pero estos incrementos sirven para ‘apagar la candela con gasolina de avión’.

Venezuela sufre además escasez de billetes, que obligan a los ciudadanos a hacer largas colas ante los cajeros para retirar el poco efectivo que los bancos reciben. El Banco Central ha presentado por orden de Maduro el billete de 100.000 bolívares, el de mayor denominación emitido hasta ahora. El mayor billete existente era el de 20.000 bolívares.

Algunos venezolanos piensan que esto era algo que había que hacerse, pero faltaría el de 50 mil bolívares, pues no habrá para dar el vuelto, entonces debería mandarse a imprimir de una vez para simplificar un poco el medio de pago; esta medida está poniendo en evidencia la hiperinflación dando paso a un pesimismo sobre las perspectivas del país ante esta crisis.

Este es el camino que lleva al barranco a Venezuela porque no resuelve el problema de fondo que es la inflación y el Gobierno no está en capacidad de hacerlo. Es hora de presentar un programa económico que baje la inflación y que de verdad se refleje en el bolsillo de los venezolanos.


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