Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), Colombia es uno de los siete países con potencial para satisfacer las necesidades alimentarias del mundo. Sin embargo, esta oportunidad está actualmente subexplotada. El país desperdicia 9.76 millones de toneladas de alimentos cada año, y la producción de alimentos tiene un gran impacto en los bosques y otros ecosistemas y el medio ambiente
¿Cómo podemos consumir de una manera más responsable sin la sobreexplotación de los recursos, la degradación de la tierra y la generación de grandes cantidades de residuos?
Organizaciones como la World Wildlife Fund (WWF-Colombia) está encontrando soluciones a este problema trabajando mano a mano con sectores que producen, procesan y comercializan productos básicos como la carne de vacuno y el aceite de palma.
Encabezó la creación de la Mesa Redonda de Ganadería Sustentable de Colombia (MGS-Col) en 2014. Este espacio para el diálogo surgió para apoyar a un comité especializado capaz de proponer una política de ganadería sostenible para mejorar el modelo de ganadería extensiva que actualmente se expande en muchas regiones del país sin control efectivo, aumentando la deforestación y amenazando los ecosistemas. Gracias al apoyo de WWF, Colombia se unió a la Mesa Redonda Global para Ranchos Sustentables (MRGGS), que promueve mejores prácticas para la industria ganadera mundial.
Recientemente, la industria del aceite de palma demostró su compromiso con un uso más eficiente de la tierra al firmar el Acuerdo Voluntario para la Deforestación Cero en la Cadena de Valor del Aceite de Palma , un compromiso que involucra a la Federación Nacional de Productores de Palma Aceitera - Fedepalma y Fedebiocombustibles, así como palma empresas en crecimiento como Grupo Oilsum y Poligrow, compradores industriales mayoristas como Team y Unilever, y organizaciones como Solidaridad, Fundación Natura y WWF-Colombia, entre otras.
El 2017 trajo consigo un progreso en la lucha contra la contaminación de los ecosistemas con plásticos desechados, gran parte de los cuales proviene de la producción, comercialización y consumo de alimentos. En 2016, la campaña “Reembólsale al Planeta” llevada a cabo por WWF-Colombia y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable logró dos logros en particular: retirar 31,000 bolsas de plástico del mercado durante un día de trabajo ecológico y establecer una legislación para eliminar por completo bolsas de plástico del mercado.
Sobre la base de la campaña, este año, las acciones tuvieron lugar en el ámbito fiscal; el gobierno estableció un impuesto gradual sobre los consumidores de 20 pesos colombianos por bolsa de plástico, y el impuesto aumentará en 2018 a 30 pesos, en 2019 a 40 pesos, y en 2020 a 50 pesos.