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Jue, Mar

Diálogo nacional, una nueva apuesta

Editorial
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La convocatoria del diálogo nacional es vista por todos los sectores sociales como un paso obligatorio y necesario para tratar de poner fin a la crisis sociopolítica que vive Nicaragua pese a la coincidencia de la práctica totalidad de los actores en que las condiciones no son las más apropiadas.

En un entorno crítico, en el que se siguen produciendo violentos enfrentamientos, represión hacia los manifestantes, saqueos en los supermercados y bloqueos en las carreteras, los interlocutores accedieron a la convocatoria después de que el Ejecutivo de Daniel Ortega autorizara a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh a efectuar una visita de trabajo en el país. La lista de damnificados aumenta día tras día y deja ya entre 54 y 65 muertos y más de 500 heridos, según las organizaciones humanitarias, lo que es una muestra evidente de que continúa la represión y el uso de la violencia.
La fijación de la fecha del inicio del diálogo se produjo después de escuchar el clamor de una gran mayoría de la sociedad y conscientes de la gravedad de la situación que vivimos en el país, aun cuando las circunstancias para dicho diálogo no son las más idóneas. Hay que jugar una última carta pacífica por el bien de Nicaragua pero sin doblegarse ni venderse.
La Coalición Universitaria, que aglutina a los estudiantes, los grandes protagonistas de las protestas y de gran parte de la represión, advirtió que sí están conscientes al diálogo, pero seguimos exigiendo que haya paz y justicia.
Muchos refrendan la apuesta por estas negociaciones tomando ese riesgo para que encontrar a través del diálogo la respuesta tanto al tema de la justicia y la seguridad, como a la democratización del país. Otros consideran avance positivo porque han dicho que se creemos en un diálogo como la salida, además se ha hablado de un diálogo inclusivo e incluyente, tanto en temas como en participantes.
A escasas horas del comienzo del diálogo, en lo que sí coinciden los representantes de la sociedad civil y del sector privado es en los principales puntos de debate. Se espera que el diálogo aborde estructuralmente el tema de la institucionalidad del país con el objetivo de ir allanando el camino hacia su democratización.
Lo primero es garantizar la seguridad de los estudiantes porque en este momento es prioritario y, lo segundo, es la justicia porque tiene que haber justicia sobre lo que aquí ha acaecido y no puede quedar inmune esta situación. En tercer lugar, por un lado está el tema electoral, devolver la credibilidad al sistema electoral, y luego el tema institucional. Se debe priorizar los temas de justicia para que se investigue y que el proceso y los resultados sean creíbles para Nicaragua, junto con la democratización y la institucionalidad.
Para indispensable pensar en la importancia de unas elecciones libres y para ello es preciso la institucionalidad para fortalecer la independencia de las diferentes instituciones en este país y cuando se sienten Gobierno, Iglesia, estudiantes y representantes de la sociedad civil y del sector privado, se producirá uno de los momentos más importantes en la historia reciente de Nicaragua.
El desarrollo de los acontecimientos dilucidará si esta última partida para frenar la crisis servirá para democratizar Nicaragua o, por el contrario, se convertirá en un nuevo pretexto para agrandar la violencia existente entre los defensores y detractores del Ejecutivo de Daniel Ortega.


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