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Vie, Mar

El papel de la empresa privada

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



La semana pasada los wayuu detuvieron el tren minero por unos días y han solicitado empleo. Ellos se sienten excluidos del desarrollo que se propicia en el entorno inmediato. En la modernidad, la exclusión social como consecuencia y destino de muchas poblaciones, no es inevitable. Ella es el resultado de procesos sociales y culturales que impiden que el individuo pueda participar al interior de la sociedad en que vive y validarse desde lo político, social y económico, con oportunidades y acceso igualitario al empleo, ingresos y a los otros servicios del Estado.

En una situación de pobreza y extrema pobreza como la que mantiene Colombia y en especial La Guajira, el Estado no se puede sustraer de sus responsabilidades en el proceso de regulación, promoción y la generación de empleo e ingreso. Tampoco lo puede hacer la empresa privada en la ejecución de sus planes de responsabilidad social. Por lo tanto, el diseño de una política que genere oportunidades de empleo e ingresos y superar los obstáculos que existen para acceder a los beneficios del circuito económico regional, debe estar inserta en un marco de desarrollo económico con inclusión, que amplíe el mercado de trabajo a niveles compatibles con la dinámica y la expansión laboral de la población en situación de pobreza extrema y vulnerabilidad.

El desarrollo económico con inclusión es una respuesta a la situación de vulnerabilidad, que frente al mercado laboral tiene la población en situación de pobreza por la baja probabilidad de inserción en el mercado formal, en razón de su bajo nivel educativo, escasa formación para el trabajo, medida en términos de competencias específicas y generales, falta de experiencia laboral y bajo capital social.

En La Guajira existe un proceso de exclusión productiva por falta de articulación entre los actores del crecimiento económico y su entorno, lo que fomenta la desigualdad, especialmente la interétnica. El departamento ha sido dotado de riqueza minera que incluye yacimientos de carbón, gas, caliza, yeso y otros recursos no renovables. Cuenta con una plataforma marina para la pesca y producción de sal, desafortunadamente, las explotaciones del carbón y el gas han venido desarrollándose como simples enclaves extractivos. Al país le ha faltado visión para diversificar la producción con base en el carbón y las empresas no han procurado articularse con su entorno económico.

Actualmente hay un consenso sobre las posibilidades de tener impactos positivos a partir del desarrollo de proyectos mineros extractivos alineados con el desarrollo sostenible local, si estos proyectos toman en consideración la situación de las propias comunidades, fortalecen sus redes sociales y las involucran en procesos de desarrollo sostenibles de largo plazo.

El desarrollo económico incluyente parte de allí. El sector privado en La Guajira sin importar su tamaño debe tener una dimensión pública para ayudar a transformarla, propósito que se consolida desde la responsabilidad social empresarial con proyectos sostenibles de largo plazo en la que se genera valor compartido y es por ello que se considera una inversión y no un gasto. Las empresas no se pueden quedar quietas contemplando el deteriorado paisaje social del entorno. Hoy las empresas multinacionales que participan de la minería en La Guajira se encuentran ante el imperativo ético de demostrar que sus socios y accionistas no son solo buenos empresarios, que toman riesgos controlados, sino que son buenos ciudadanos. Las empresas que asumen este camino en serio se humanizan. Entienden que no pueden generar riqueza en medio de la pobreza y por supuesto, ello genera tranquilidad, confianza y con eso los buenos y mejores negocios vendrán.



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