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Mié, Abr

Continuemos el debate sobre el PAN

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



Recientemente, en el seno de la Asamblea de La Guajira se adelantó un debate sobre el funcionamiento y el impacto del Programa de Alimentación y Nutrición Departamental - PAN, el cual fue muy pertinente, si se tiene en cuenta que por esos días resurgieron de diferentes puntos de la geografía guajira los brotes espasmódicos de niños menores de cinco años que fueron llevados a los centros hospitalarios en condiciones de malnutrición aguda y crónica.

Este fue el escenario correcto para deliberar sobre la seguridad alimentaria y nutricional en La Guajira, máxime cuando la malnutrición aguda se constituye en un signo claro y contundente de que las vidas están en peligro y la malnutrición crónica revela la existencia de causas y consecuencias de largo plazo en cuanto a la alimentación, salud o cuidados, generalmente vinculados con los precarios medios de vida o el deterioro de los mismos.

Los estudios realizados por el Plan Mundial de Alimentos y el DPS en La Guajira, a través del mapeo y análisis de la vulnerabilidad alimentaria y nutricional, nos alertan que la inseguridad alimentaria es una de las tres causas subyacentes de la malnutrición y que por lo tanto, siempre que esta exista en las comunidades se presenta la malnutrición, incluidas las deficiencias de micronutrientes. Esto implica que el grado de disponibilidad, accesibilidad y uso de los alimentos, inciden sobre su aprovechamiento y en las condiciones de preparación e inocuidad.

Estos son conceptos claves que deben tenerse en cuenta al momento de abordar cualquier debate sobre el tema, ya que se corre el riesgo de que todo lo que se diga puede crear confusiones, errores en los procesos de intervención y aplicación de la política pública. Igualmente, sobre la valoración de los actores del sistema, en donde se encuentran el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Incoder, DPS, Min Salud – EPS e IPS, ICBF, el Plan Mundial de Alimentos, los municipios y por supuesto, el Departamento.

El PAN como programa de asistencia alimentaria debe ser entendido como uno de los instrumentos de la política pública del orden departamental para abordar la seguridad nutricional, en donde la gobernación de La Guajira complementa las acciones de los demás actores del sistema. El PAN nada tiene que ver y no ha sido concebido para el desarrollo productivo de las comunidades Para elevar la capacidad de respuesta de ellas en torno de la producción interna de los alimentos, está la Secretaria de Desarrollo Económico, que tiene asignado cerca de $ 112 mil millones en proyectos financiados con recursos del Sistema General de Regalías.

El debate sobre el PAN ha estado inmerso en la confusión conceptual de donde ubicarlo, si dentro de la seguridad alimentaria o nutricional. La respuesta es elemental, en lo segundo, ya que se trata de uso y aprovechamiento del alimento. El tema fue sacado de su contexto, ya que se centró más sobre el estilo de gestión del Secretario de Salud y menos sobre la focalización del subsidio condicionado a la nutrición. Entiendo que los debates que se dan en la Asamblea son de control político, pero es necesario decir que los Honorables Diputados perdieron la oportunidad de encontrar respuestas claves sobre la vulnerabilidad alimentaria y nutricional del departamento para corregir e intervenir de fondo el problema que a todos nos amarga la vida, en nuestro papel de servidores públicos o ciudadanos.

¿Quiénes son los vulnerables o están en inseguridad alimentaria?, ¿cuántos son?, ¿donde viven?, ¿por qué son vulnerables o están en inseguridad alimentaria?, ¿cómo puede la asistencia alimentaria y otras intervenciones hacer la diferencia en la reducción de la pobreza, el hambre y mantener los niveles de vida?, ¿qué hacen y como lo hacen los actores del sistema?, ¿se complementan? , ¿hasta cuándo mantener el subsidio? Al PAN se le deben hacer ajustes. Los brotes de niños malnutridos surgen del área rural dispersa. Su focalización es más urbana que rural. Las investigaciones que he realizado sobre vulnerabilidad alimentaria y nutricional vista a través de mobimortalidad infantil por malnutrición y bajo peso al nacer, se concentran más en Riohacha (115 comunidades) y no en Uribia como todos creíamos (59 comunidades). En estas 174 comunidades, el ICBF tiene presencia institucional en 44, el resto está sin cobertura. ¿Qué podemos hacer entre todos para llegar a esas comunidades?

Es posible que se presenten subregistros, pero en las indagaciones que he realizado de los últimos 10 años, las cifras nos determinan que Riohacha es más vulnerable que Uribia y Manaure. Los niños muertos por malnutrición están en nuestro entono. A esta realidad el director del Bienestar Familiar nos dice que “Hay buenos resultados, pero no podemos esconder la realidad de La Guajira”.



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