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Vie, Abr

Por los nuevos padres

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cecilia López Montaño

Cecilia López Montaño

Columna: Opinión

e-mail: cecilia@cecilialopez.com


El mes de junio es el mes de los padres en muchos países del mundo, como mayo es el tiempo de las madres. Como se supone que estamos en plena celebración, es hora de hacer algunas reflexiones sobre el papel que los padres colombianos han jugado en la familia. Es peligroso hacer generalizaciones en una sociedad como la nuestra que lejos de homologarse cada vez se estratifica más entre los que tienen demasiado y los que tienen poco o sencillamente no tienen nada. Sin embargo, hasta ahora se identifican ciertos rasgos comunes que requieren un cambio, si realmente se espera una sociedad colombiana mejor.


No es sino mirar los avisos y declaraciones de altos funcionarios del Instituto de Bienestar Familiar, ICBF, para tener claro que históricamente esta sociedad se ha caracterizado por un hecho lamentable: los padres ausentes. Es decir, el predominio de la creencia que los hijos son de las madres exclusivamente y mucho más que de los padres y menos aún de la sociedad. Listas de niños que buscan a su familia y que son atendidos por el ICBF, aparecen diariamente en la televisión colombiana donde casi siempre está el nombre de la madre pero generalmente sin el nombre del padre. El padre, según esta información oficial, no existe. Como tampoco existe, cuando se trata del serio y creciente problema del embarazo adolescente. En ese debate que parece sin salida, siempre aparece la madre muy joven pero el padre de ese niño que viene en camino nunca se nombra, no aparece, no es objeto de políticas para evitar esa situación de soledad y pobreza de niñas adolescentes como si se hubieran embarazado solas.

Pero además de ese padre ausente antes se sumaba el papá bravo que tenía la función de generar el miedo que "necesitaba" la familia. Por fortuna esta juventud y niñez de hoy que se las saben todas, han debilitado ese papel de dictador del padre en la familia. Muchos de esos roles arcaicos de los padres respondían y aún lo hacen, al hecho de ver a la mujer solamente como la cuidadora de la familia y así se le trata como si perteneciera a un nivel inferior al del padre.

Pero hay una buena noticia: los hombres de las nuevas generaciones parece que empiezan a entender mejor sus responsabilidades como padres. No sorprende ver a ejecutivos jóvenes bajarse a la carrera de los aviones para ir a una función donde sus hijos son actores, a recibir las notas de ellos, o llevarlos donde el médico. Y en general, en todos los niveles de ingreso se empiezan a identificar estos nuevos padres que no solo disfrutan a sus hijos sino que comparten seriamente estas responsabilidades con sus parejas. Sin duda, la fuerza de las circunstancias aceleran este saludable proceso, como es el hecho creciente de madres que trabajan y que tienen que compartir con los hombres sus responsabilidades del hogar. La conclusión obvia al ver estos cambios en los hombres que asumen de manera positiva la responsabilidad de la paternidad, es que sí es posible. Los hombres sí pueden cambiar su actitud patriarcal.

Serán los próximas generaciones las que verán los beneficios de haberse responsabilizado de sus hijos, inclusive los resultados del creciente fenómeno de padres solteros, aquellos que por diferentes razones y a veces por realidades que enfrentan en la vida, les toca ser padre y madre como las mujeres que en una proporción mucho mayor, les toca se madre y padre a la vez. Como conclusión se podría afirmar que en las nuevas generaciones, por razones todavía no perfectamente analizadas, puede empezar a disminuir el fenómeno del padre ausente y ser reemplazado por lo correcto: el padre presente.


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