A lo largo de la última década y luego de varias administraciones que, para muchos, no cumplieron el mandato popular que le fue delegado por el pueblo, los samarios hemos sido escépticos, con razones de peso, con respecto de las políticas urbanísticas, sociales y culturales que las nuevas administraciones pretendieren emprender.
Y es que no podemos desconocer el esfuerzo económico, logístico y político que ha hecho la actual administración en la implementación y adecuación de, por ejemplo, la red de parques en el Distrito de Santa Marta. Parques los cuales, si bien muchos de ellos han sido catalogados como “moles de cemento” al no contar con las zonas verdes apenas necesarias para mitigar las altas temperaturas de la ciudad y ofrecer a los samarios un espacio de recreación en horas del día, han impulsado el deseo de los samarios en participar activamente de diferentes actividades de recreación, salud y deporte. Lo que no podemos ni debemos aplaudir, es la desidia, la falta de sentido de pertenencia y de cultura con la que, algunos, debo hacer la aclaración, han procedido en contra de la infraestructura que el Distrito ha invertido en la red de parques. Recientemente hemos visto cómo, a través de redes sociales, ciudadanos han denunciado la destrucción y sustracción de los elementos instalados para el servicio de toda la comunidad.
Samarios, no caigamos en el juego político de algunos sectores de la sociedad que, por su equivocada concepción de bien común, pretender aprovecharse de los bienes y servicios que el Estado ha puesto al servicio de la comunidad samaria, por el contrario, los invito a denunciar a todos aquellos individuos que, de una u otra forma, emprendan acciones violentas, amenazantes y delictivas en contra de lo que nos pertenece a todos.