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Vie, Abr

De La Calle, triunfador; Cristo, magnífico

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Horacio Serpa Uribe

Horacio Serpa Uribe

Columna: Opinión

e-mail: flormara2@gmail.com


Primero que todo, felicitaciones al Partido Liberal. Fue capaz de convocar una Consulta Popular para escoger el candidato presidencial, lo cual indica que se trata de una Colectividad seria, organizada y consecuente con su talante democrático y participativo. Muchos hicieron el feo a esta actividad democrática por su valor económico, desconociendo que fue convocada por el Estado con cargo a una partida que existe en el presupuesto. La democracia cuesta y los liberales no somos culpables de que ningún otro Partido haya tenido la disposición o las agallas de consultar sus decisiones con el pueblo. Fue un reproche politiquero e injusto.


En segundo lugar, ganó Humberto De La Calle Lombana, lo cual merece mi sentido reconocimiento. Repito, como lo he manifestado en público, que es una persona seria, respetable, de grandes antecedentes y muchos méritos, entre ellos los logrados en la Asamblea Constituyente y en el Proceso de Paz con las Farc. Será el candidato del Partido Liberal a la Presidencia, y como anoche lo dijo Cristo, todos los liberales debemos apoyarlo con decisión.

De Juan Fernando Cristo hay que decir mucho, además de sus altas condiciones personales y familiares, jurídicas, políticas y de conciliador. Hizo una campaña seria y limpia, con base en un programa que resumió en “Los 10 mandamientos liberales, según Cristo”. Logró una votación superior al 47% de los electores, y eso es mucho decir. Las encuestas que lo señalaban como un derrotado absoluto, quedaron mal paradas. Cristo ganó en la provincia, lo que es una señal indiscutible de liderazgo. Juancho, como lo llamamos sus amigos, se erigió como la cabeza de una tendencia liberal que lucha por la paz, la equidad, la descentralización real, el cambio de modelo en salud, la seguridad en las ciudades, la calidad en la educación y la defensa de la naturaleza.

Cristo, sin duda un ganador, reconoció el triunfo de su adversario y en gesto de nobleza que eleva su figura de Estadista pidió a sus representados asumir el compromiso de acompañar a De La Calle con decisión, para lograr el triunfo presidencial.
Humberto y Juancho fueron dignos adversarios. Se respetaron, esgrimieron tesis en cambio de armas, juntos pensaron en la conciliación después de la refriega civilizada y por eso hoy todos los liberales tenemos un candidato al que apoyaremos decididamente.

Siendo que casi todo fue bueno, en el camino de la disputa democrática quedaron unos baches que tocará analizar y superar para que en el futuro no se conviertan en dificultades. En primer lugar, la inapropiada intervención en la emulación liberal de algunos cuadros de la Dirección Nacional Liberal, cuando su obligación era la imparcialidad; lo otro fue que en algunas jefaturas regionales se presentó una rara especie de transfuguismo, del que es dable pensar que no surgió espontáneamente. ¿Qué pasó? Esas heridas que empezaron a curarse con el bálsamo de la posición cristista, hay que cauterizarlas.

Humberto De La Calle es el candidato único del Partido Liberal. ¡Debe ser el Presidente!


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