25
Jue, Abr

La humildad: componente vital del liderazgo (I parte)

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Alejandro Rutto Martínez

Alejandro Rutto Martínez

Columna: Opinión

e-mail: alejandrorutto@gmail.com



Uno de los componentes del liderazgo es el poder y fundamentalmente el ejercicio del poder. El líder propone, dispone y las directrices sobre lo que debe y no debe hacerse y por tales razones es difícil encontrar unas relación directa entre liderazgo y humildad, entre mandar y ser humilde entre tomar serias decisiones y mantener intacta la esencia de lo que significa ser humilde.

Pues bien la práctica y el ejercicio de las actividades dirigenciales tiene la particularidad de hacer importante a una persona o un grupo de personas y por ello esa persona puede tener una inclinación natural hacia el orgullo y la vanidad pero los sucesos del día a día y en general el del acumulado histórico de muchos años permiten llegar a la conclusión de que la humildad fortalece y favorece en lugar de debilitarlo y causarle algún perjuicio, las personas humildes se liberan de dos perjudiciales acompañantes en los camino del liderazgo: el orgullo y la arrogancia.

El humilde es capaz de ponerse a la altura de los otros prestarle ayuda, escucharlo y ser corteses y decentes parece una formula bien elaborada para obtener mas simpatía de quienes hacen parte del grupo y en general de quienes de alguna manera pueden considerarse como servidores. El líder humilde no se rebaja ni desconoce sus condiciones de ninguna manera, el buen líder se reconoce en sus valores, sus altas capacidades y la trayectoria de logros a lo largo de su gestión.

Sin embargo y esto es muy importante, se abstiene de alardear y se abstiene por dos razones, primero porque sabe que las virtudes que él posee también la pueden tener otros pues están al alcance de todo el que quieran cultivarlas y segundo porque también sabe que las cualidades son un regalo de Dios, algo recibido sin merecimiento distintos hacer favorecido por la gran misericordia del Creador.

Cuando esto se entiende en toda su plenitud entonces no hay ningún motivo ni para la arrogancia ni para el orgullo y no queda si no un camino: el de la humildad sincera y auténtica.

La humildad es un estado de emancipación frente a las cadenas del orgullo y la vanidad. Un grito de independencia ante los guiños del enaltecimiento y el omitir los puntos perjudícales de la autosuficiencia.

Una persona humilde sobresale aunque haga lo posible por negar la importancia de sus logros y será la preferida de las masas aunque huya de la fama, es una condición humana rara porque nadie puede reconocérsela quien se declare humilde está incurriendo en la falta de la autoalabanza y de esa manera estará renunciando inmediatamente a la humildad.



Ingreso de Usuarios