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Blanca Pérez Ortega, gran servidora de la comunidad

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alejandro Rutto Martínez

Alejandro Rutto Martínez

Columna: Opinión

e-mail: alejandrorutto@gmail.com



La pastora Blanca Pérez de Ortega nació en Barranquilla el 26 de agosto de 1.946 y desde muy joven llegó a los caminos del Señor pese a la oposición de algunos de sus familiares quienes, al principio la cuestionaron por su decisión de dedicarse por entero a los asuntos de su Creador.

En los días de su primer amor con Jesucristo sirvió como una de las más esforzadas jóvenes de la iglesia Central de Barranquilla y posteriormente cursó estudios teológicos en el Instituto Bíblico Cuadrangular. Durante este período dedicado a su formación se destaca como una estudiante disciplinada y una especial aplicación a la labor de leer y escudriñar la Palabra de Dios.

Lo anterior le significó que, una vez terminada su preparación académica, se le designara como profesora del Instituto, labor que cumplió no solo con agrado, por servirle a Dios de una forma distinta, sino con una gran responsabilidad y dedicación.

Un poco después, mientras recorría los caminos del Servicio a Dios, conoce a uno de los jóvenes más activos de la iglesia, de quien constantemente se habla en las iglesias por su fervor y dinamismo, razones por la que le auguran un promisorio futuro como misionero y pastor. Se trataba de Santander Ortega Angulo, con quien inicia una bella amistad y posteriormente un serio noviazgo que concluye en el sagrado vínculo del matrimonio.

Junto a él empieza a pastorear en varias iglesias del Departamento del Atlántico a mediados y finales de la década de los años sesenta. Un tiempo después sienten la necesidad de ir a La Guajira, territorio indígena asolado por una pobreza extrema y por una situación de incontrolable violencia.

La familia y los amigos cercanos le recomiendan desistir de la idea pero el llamado de Dios es claro: deben ir a La Guajira y confiar en que Dios suplirá todas sus necesidades y les brindará su gloriosa protección.

En octubre de 1.973, en medio de un intenso período de lluvias, la familia Ortega Pérez compuesta por Santander, Blanca y los pequeños Lynette, Carlene y Francisco, se instalan en el barrio San Martín de Maicao, en donde unos días más tarde, el 28 de ese mismo mes, tendrán el primer culto de la naciente iglesia con la asistencia de cuarenta personas, una multitud si se tiene en cuenta las condiciones de la región.

La iglesia entra en un período de crecimiento constante pues más y más personas llegan a los pies de Jesucristo atraídos por el poderoso mensaje de sus pastores y por la gran organización con que cuentan, en donde se incluyen los departamentos de niños, damas, jóvenes y caballeros. A todo lo anterior hay que agregar la excelente formación del Instituto Bíblico Cuadrangular, fundado por la pastora Blanca en 1.974.

La Guajira le regala a Blanca Pérez dos nuevos hijos, son ellos los niños Elizabeth y Buqui, quienes se constituyen en un nuevo motivo de alegría y de compromiso con Dios y con la vida.

Blanca Pérez de Ortega trabajó a lo largo de su vida como maestra dedicada, como pastora comprensiva, como predicadora que trazaba bien la palabra; como madre responsable; como compañera idónea de su esposo; como abuela feliz y querendona y como hermana que siempre tuvo una palabra llena de amor para quien la necesitara.

El 11 de marzo del año 2.003 el Señor la llamó a su presencia y por eso sus ojos físicos se cerraron para siempre, pero su recuerdo, su imagen y su obra perduran a través del tiempo. Por eso hoy, siete años después de su partida hacia la eternidad la recordamos con el cariño con que se recuerda a quienes dejaron huella en la obra de Dios y en el corazón de su familia, de sus hijos espirituales y de toda la comunidad.



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