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Jue, Abr

“Santa Lucía nos invita a mirar con los ojos del alma” Padre Jesús Orozco

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También es la guía de los pobres y de los niños, a través de su intersección se han logrado manifestaciones del poder y la gracia de Dios.

Cada 13 de diciembre, la Iglesia católica celebra la fiesta de Santa Lucía, patrona de la vista, porque, según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente la fe y volvió a recobrar la vista.

Desde tiempos inmemorables se ha tenido a Santa Lucía como patrona de los ciegos y abogada de problemas de la vista. Sus devotos como agradecimiento de curaciones le ofrecen como exvoto ojos de oro o plata. Las Iglesias católica, ortodoxa y luteranas escandinavas celebran su fiesta el cada 13 de diciembre.

“Me parece muy simpático que sea la intercesora de las personas que tenemos problemas visuales, la gente recurre mucho a ella para que les ayude a recuperar la vista, pero no podemos quedarnos simplemente en el hecho en el que de poder mirar con los ojos físicos, ella nos invita a mirar con los ojos del alma” manifestó el Padre Jesús Orozco. 

Santa Lucía, nos muestra un claro en ejemplo a través de su testimonio a que a través del sacrificio, veamos las cosas positivas de la vida, de la pareja, del vecino, del amigo, “las cosas positivas de las dificultades del día a día.” Afirmó el sacerdote. 
Cabe rescatar, que a pesar que Santa Lucía fue una mártir, que murió por proclamarse cristiana ha mediado del siglo III y el siglo IV, que fue capaz de mirar en medio de su sacrificio las cosas buenas de la vida.

“Los mártires, no se quedaron en el sufrimiento por el sufrimientos, los mártires supieron darle sentido al sufrimiento, lo que quiere decir que este último tiene un valor salvífico, en esta vida no hay que dejar pasar el dolor porque es una posibilidad para mirar la vida con los ojos de la fe” apuntó Orozco Pabón. 

Su historia 

Según “las actas” de Santa Lucía, nació en Siracusa, Secilia (Italia), en una familia noble, rica, y fue educada en la fe. Su padre murió durante su infancia e hizo voto de virginidad en secreto. Su madre Eutiquia, sin saber, la animaba a contraer matrimonio con un joven pagano.

Santa Lucía acompañó a su madre a orar ante la tumba de Santa Agata para que obtenga la curación de sus hemorragias. Dios escuchó sus oraciones y la Santa le dijo a su madre que deseaba consagrarse a Dios y repartir su fortuna entre los pobres. Eutiquia le dio el permiso.

El pretendiente de Lucía se molestó y delató a la santa como cristiana. El juez insistió para que desistiera, pero Santa Lucía le respondió: “Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”.
El juez la amenazó con prostituirla y ella le dijo: “El cuerpo queda contaminado solamente si el alma consciente”. Esta frase era muy admirada por Santo Tomás de Aquino porque corresponde con el principio moral de que no hay pecado si no se consiente el mal.

Por la gracia de Dios, los guardias no pudieron mover a Santa Lucía del sitio de donde estaba y la sentencia no pudo cumplirse, entonces trataron de quemarla en la hoguera y también fracasaron. Por último la decapitaron y, aun así, Santa Lucía siguió exhortando a los fieles para que permanezcan firmes.

En la edad media se le invocaba contra las enfermedades de los ojos, tal vez porque su nombre significa “luz”. Esto originó varias leyendas como la de que el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos y ella recobró la vista.

En 1894 descubrieron una inscripción sepulcral en las catacumbas de Siracusa con el nombre de Santa Lucía, la mártir que, con certeza, vivió en el siglo IV.

Abrir los ojos del alma

“Yo creo que la mayoría de los lectores de EL INFORMADOR, no tiene problema de la vista como yo, pero a pesar de eso, a muchos le cuesta mirar las cosas buenas de la vida, a muchos les cuesta mirar las cosas positivas de la historia, la gente se queja del calor, del frío, de la corrupción, que le fue mal en la universidad, que no le hicieron el aumento en el trabajo, por muchas cosas, detrás de este sufrimiento, la pregunta o reflexión que debemos hacer es qué podemos sacar de positivo, no hay que dejar pasar el dolor, hay que aprovecharlo para purificarnos, para ser mejores y aprender a ser felicites a pesar del dolor” reflexión del Padre Jesús Orozco Pabón.


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