Más de 6 mil palmicultores generan alrededor de más de 177 mil empleos en el país.
Colombia se ubica como líder en la producción de palma de aceite en América Latina y lleva la cuarta posición en el mundo. Según el DANE este cultivo tiene presencia en 21 departamentos y 161 municipios, congregando a más de 6 mil productores, de los cuales el 80% son pequeños empresarios. Además, Fedepalma estima que durante los primeros cinco meses de 2020 la producción de palma en el país creció 7,8%.
Aunque la situación generada por la pandemia ha golpeado varios sectores productivos, este cultivo ha logrado mantenerse al conservar los empleos - que en su mayoría son formales- y no ha tenido que reducir precios drásticamente. Esto se debe, en parte, a que el aceite de palma es el aceite vegetal de mayor consumo en Colombia, con una participación cercana al 62% frente al mercado total de aceites y grasas, según Fedepalma.
“Desde Yara fomentamos el intercambio de conocimiento y de buenas experiencias sobre los retos, perspectivas y mejores manejos para el cultivo, esto con el objetivo de lograr la tecnificación y el uso de las mejores prácticas en el cultivo de palma. Para que los palmicultores puedan cumplir con los estándares de calidad internacionales, aumentar la rentabilidad y a su vez protejan al medio ambiente”, afirma Didier Casallas, líder de palma de aceite de Yara Colombia.
De acuerdo a Fedepalma, en 2019 el consumo nacional de aceite de palma estuvo cercano a las 1.062.000 toneladas, esto debido a que la producción de palma nacional abastece el consumo interno de biodiesel, alimentos y de diferentes productos de la canasta familiar tales como: detergentes, jabones, cosméticos, chocolate, aceite para freír, margarina, concentrados para animales, algunos confites como galletas o helados, entre otros. Además, en ese mismo año se exportaron 710.000 toneladas de aceite de palma crudo a los mercados internacionales.
Bajo este panorama, la palma ha jugado un rol fundamental para el agro colombiano y para la población en general, porque es un cultivo sostenible que contribuye con el desarrollo de los palmicultores, protege al medio ambiente, genera más de 177 mil puestos de trabajo, y un aporte de 3,3 billones al PIB Agrícola, de acuerdo con Fedepalma.
La versatilidad y sus múltiples usos han permitido que esta industria no pare. Es un cultivo que abastece al consumo humano, produce biodiesel y genera exportaciones, lo que le ayuda a la economía local. Por todo esto, y en palabras del ingeniero Casallas, “Colombia tiene todo el potencial de seguir consolidándose como uno de los países productores de palma de aceite en el mundo bajo los más altos estándares de sostenibilidad”.