89 años tras la ‘masacre’ de las bananeras

Nacional
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Hay personas que afirman que la masacre de tantas personas es un mito, mientras que otras personas afirman lo contrario.

La representante a la Cámara, historiadora y magister en Historia, María Fernanda Cabal dijo que Gabriel García Márquez crea el mito de los 3.000 trabajadores asesinados; no los consigue usted ni recogidos de las poblaciones vecinas para que vayan y trabajen. Eso no es cierto”.

Por su parte la historiadora Leidy J. Torres Cendales escribió que la masacre de las bananeras de 1928 es uno de los hechos históricos más recordados por los colombianos.

“En su momento fue reivindicada por el movimiento obrero y por Jorge Eliécer Gaitán, pero quien lograría generalizar el conocimiento del suceso fue Gabriel García Márquez”.

Agregó que, “en Cien Años de Soledad, el Nobel puso en la boca de José Arcadio Buendía la polémica cifra de muertos que ha mantenido vivo el debate: “debían ser como tres mil”. Hoy, nuevamente, ese número y la existencia misma de la masacre son objeto de discusión por las declaraciones de la congresista María Fernanda Cabal. No obstante, habría que recordarle que dicha controversia es vieja y ha sido ampliamente desarrollada por los historiadores profesionales”.

“Los historiadores han concluido que, efectivamente, detrás de las cifras de la masacre hay una enorme indefinición. No obstante, de falta de certezas en los números a negar la masacre hay un largo trecho”, manifestó Torres.

Un poco de Historia

La United Fruit Company, compró a finales del siglo XIX grandes hectáreas de banano para iniciar su producción y poder comercializarla e importarla.

Los terrenos comprados por la compañía estaban ubicados en Ciénaga, cerca de la Sierra Nevada de Santa Marta.

La compañía ofreció empleo a cualquier interesado en trabajar en sus cultivos. Cientos de trabajadores de regiones cercanas migraron a laborar a Ciénaga pese a que era por temporadas de producción.

Debido a reducciones salariales, endeudamientos por carencia de garantías, los empleados hicieron sindicato para exigirle a la compañía que reconociera los derechos. Otro motivo, por el cual fueron a huelga las miles de víctimas, se debió a que no contaban con servicios hospitalarios, ni sanitarios, tampoco contaban con agua potable y vivían en condición de hacinamiento.

Pedro M. del Río y Erasmo Coronel, Nicanor Serrano fueron los representantes escogidos por los trabajadores para llevar a Santa Marta las peticiones ante el gerente de la compañía, Thomas Bradshow, quién se negó a aceptar, en octubre de 1928.

A mediados de noviembre luego de muchas negociaciones con el gerente Bradshow aceptó alguna de las peticiones de los huelguistas, pero seguían sin ser reconocidos como parte de la empresa.

El 4 de diciembre de 1928 los trabajadores esperaron en la Plaza Central del pueblo para esperar al Gobernador del Magdalena y firmar los acuerdos ya pactados, sin embargo el Gobernador jamás llegó. El general Cortés Vargas, jefe civil y militar de Santa Marta habría ordenado disparar contra los más de mil huelguistas de la zona.

Se dice que el número de muertos nunca pudo ser calculado.