Insatisfacciones, dudas y poco optimismo en las negociaciones de la COP27

Internacional
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Se insistió en la necesidad de que su financiación quede clara y que sea “significativa” para poner en marcha ese mecanismo de justicia climática.

Sharm el Sheij (Egipto) (EFE).- La jornada de negociaciones de la cumbre del cambio climático de Naciones Unidas COP27 prosiguió enmarañada y con mensajes contrapuestos de insatisfacciones, dudas y sólo un pequeño hálito de optimismo sobre si finalmente se podrá alcanzar un acuerdo entre las partes que cumpla con las “expectativas y urgencias” globales.

Uno de los caballos de batalla que claramente ha aparecido como escollo están siendo la financiación del capítulo de pérdidas y daños que los países más desarrollados deberán pagar a los menos desarrollados por los daños a causa del cambio climático que estos sufren, pero que no han sido responsables de causar.

Aquí las posiciones se dividen entre quienes abogan por establecer un fondo internacional nuevo y específico para atender este apartado de la agenda climática, otros que piden que el dinero que se atribuya a este campo se regule a través de otros fondos ya en funcionamiento.

Los países en desarrollo están en el primer grupo, ya que tienen miedo de que al diluir el dinero en otros fondos de acción climática “se vista a Juan desvistiendo a Pedro”.

Los países ricos en el segundo, apuntando que las emergencias y los daños climáticos son muy diversos en sus causas, en sus efectos y que necesitan un abordaje transversal con aportes de diferentes fuentes.

Frans Timmermans, vicepresidente del Ejecutivo de la Comisión Europea, afirmó directamente que no está seguro de que las partes sean capaces de encontrar un consenso respecto a este punto.

“Vamos a ver lo que ocurre esta semana. Las discusiones sobre pérdidas y daños avanzan, pero no estoy seguro de que encontraremos un consenso sobre un nuevo mecanismo financiero”, indicó el comisario holandés en una rueda de prensa. Del mismo tenor fueron las expresiones de otros representantes europeos, como la vicepresidenta tercera del Gobierno español, Teresa Ribera.