Foro sobre arroyo Bruno en la Universidad de la Guajira

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El día de ayer, en las instalaciones de la Universidad de la Guajira en Riohacha, se llevó a cabo un importante foro en el que se pretendía debatir acerca del posible desviamiento que sufrirá el arroyo Bruno en su cauce, a partir de una propuesta presentada por el Cerrejón para seguir realizando sus trabajos de exploración del subsuelo.



En el foro, participaron reconocidos ambientalistas del país, representantes de las comunidades afro descendientes, Wayuu y de distintos grupos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, así como líderes sindicales de Sintracarbón, el Sena y otras entidades educativas y ambientales.

Jasmín Epiayu, líder Wayuu fue enfática en argumentar la negativa de esta comunidad indígena de que se realice el desvío del arroyo Bruno, afirmando que ellos  “no comen carbón” sino yuca, plátano, maíz, frijoles y otros productos que son cultivados en el sector donde la multinacional quiere gestionar la desviación, que con tal proyecto afectaría el cultivo de una de las fuentes alimenticias que abastecen la región, así como los desproveería del criadero de aves tradicionales que resguardan.

Epiyau, instó también a la movilización ciudadana para ‘verse cara a cara con la multinacional”.

Consecuente a la intervención de Jasmín Epiyau, Adelaida Vanbrike, wayuu del clan Arshana dijo representar una de las comunidades más afectadas puesto que, el territorio donde vive, está muy cerca a las riveras del rio Ranchería, del que dice, se provee de agua no sólo del arroyo Bruno sino de otros tantos que la multinacional ha venido acabando por su labor de explotación del carbón desde hace más de 30 años, lo que ha ocasionado que el Ranchería se seque por completo, cosa que afirma, sólo viene sucediendo desde hace diez años, ya que pese al intenso verano que golpea constantemente la región “los arroyos que nacen en la serranía del Perijá se encargaban de ‘alimentarlo’”.

De la misma manera señaló que han tenido que hacer pozos de 50 a 70 metros de profundidad para encontrar agua, y los tiempos en los que podían ver animales como micos y tigrillos, quedaron en el olvido, porque el daño ambiental que ha venido ocasionando la empresa carbonera durante años, ha impactado negativamente en la flora y fauna nativa.

Por otra parte, Julio Fierro Morales, geólogo, profesor de la facultad de ingeniería en la Universidad Nacional y director del grupo de investigación ambiental ‘Terrales’ expuso, que es imprescindible un debate público que no sólo hable sobre los daños ambientales que supone el proyecto, sino también el impacto social en las comunidades. La posible desviación del arroyo, la calificó como una “irresponsabilidad desde cualquier punto de vista técnico, ambiental y cultural”. Y, con respecto al componente geo ambiental en el que es experto, precisó en los daños en la calidad del agua, en el paisaje natural, así como la liberación de elementos tóxicos para los humanos y animales, que surgen en medio de las excavaciones mineras.

Calificó de irresponsable, el permiso otorgado por las entidades ambientales del Gobierno nacional sin evaluar previamente los riesgos y consecuencias. “Sería bueno que la Procuraduría también se refiriera al respecto, porque lo que se está violando es un derecho colectivo” señaló.