Doctor David Beasley, queremos que sepa que, en la lucha contra la xenofobia, la discriminación étnica y de género, así como en la tarea de producir alimentos para derrotar el hambre y la desnutrición.
Así se refirieron en un documento los firmantes de Paz a la delegación del Programa Mundial de Alimentos, encabezada por su director ejecutivo, David Beasley, quien visitó el corregimiento de Conejo, en donde se encuentran los excombatientes de las Farc, todas las dificultades que han pasado pese al compromiso del gobierno de cumplirle y su palabra ha quedado empeñada.
Igualmente le dijeron que el suelo que hoy pisa hace parte de un territorio amenazado por conflictos mineros y ambientales, también por elevados índices de pobreza multidimensional, afectaciones directas del conflicto armado y una evidente debilidad institucional.
“La Guajira no solo es uno de los departamentos de Colombia con mayor índice de pobreza multidimensional, es también uno de los territorios del país donde más niñas y niños mueren por falta de alimentos o padecen de desnutrición crónica. Contrasta esto con explotación minera en este territorio, y de proyectos que sacrifican la vocación agrícola de nuestro suelo por la explotación irresponsable de Carbón y otros minerales, generando afectaciones sociales y ambientales irreparables.
Pero la presencia del doctor David Beasley en este territorio de La Guajira colombiana, donde excombatientes y comunidades construimos juntos y sin descanso paz para nuestro país, nos llena de alegría y esperanza. Conocemos de los esfuerzos que a lo largo de su vida ha hecho por superar las fronteras políticas, geográficas y étnicas que persisten a nivel mundial; así mismo de su defensa permanente del derecho de los pueblos a la educación, la alimentación y el Desarrollo Económico Sostenible.
No obstante, transcurridos seis años de la firma del acuerdo de paz con las antiguas Farc-EP, el bienestar y el buen vivir prometido a los habitantes del campo no llegan; al día de hoy, ni una sola hectárea de tierra ha sido entregada de manera gratuita a nuestros campesinos por concepto del fondo de tierras definido en el acuerdo de paz; la escuela digna, la atención médica a tiempo y de calidad, el acceso al agua potable, a la energía eléctrica y la conectividad, las semillas para cultivar, la asistencia técnica, distritos de riego y centros de acopio y comercialización de los productos, siguen brillando por su ausencia”.
Los excombatientes “desean convertir el área rural del corregimiento de Conejo, en territorio priorizado para la producción de alimentos, mediante el impulso de proyectos integrales que cuenten con recursos del Pdet y del Programa Mundial de Alimentos; proyectos que tengan garantizadas todas las fases de: producción, transporte, acopio o almacenamiento, comercialización y consumo; proceso en el que deben jugar un papel protagónico las comunidades, sus organizaciones y liderazgos”.
Asimismo, los firmantes de paz dicen también tener “uno de sus mayores retos, y es detener el avance de los proyectos mineros, como el de la Best Coal Company, que pretende la explotación de carbón en el corregimiento vecino de Cañaverales, sacrificando el manantial de agua dulce más importante de La Guajira, o el de la Max Resources que busca explotación de cobre en zona rural del corregimiento de Conejo, exactamente aquí donde hoy nos encontramos reunidos”.
Por último, le indicaron que “en la lucha contra la xenofobia, la discriminación étnica y de género, así como en la tarea de producir alimentos para derrotar el hambre y la desnutrición, puede contar con las y los firmantes del acuerdo de paz y las comunidades rurales de La Guajira”.