Agilizar la recaudación

Editorial
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Es  indudable que se hace necesario mejorar la recaudación fiscal en la región latinoamericana, no solo  porque lo pide la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, sino también porque se hace necesario para enfrentar los desafíos que plantea la vida diariamente como son  enfrentar la actual crisis pospandemia y los efectos de la guerra de Ucrania, que han ralentizado el crecimiento y disparado la inflación.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, es una de las cinco comisiones regionales de las Naciones Unidas y se fundó en 1948 para contribuir al desarrollo económico y social sustentable de los países de la región y tiene ubicada  su sede en Santiago de Chile. La Cepal, en el área del desarrollo económico, tiene como objetivo la promoción de un crecimiento económico equitativo de largo plazo y la generación y asignación eficiente de recursos financieros para apoyar el desarrollo y la igualdad en los países de América Latina y el Caribe; de ahí  radica la importancia de que sus estados miembros que son Argentina, Bahamas, Barbados, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Francia, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Países Bajos, Panamá, Paraguay, Perú, propongan centrar la acción en la gobernanza internacional para la provisión de bienes públicos globales; en la cooperación y el aporte regional al debate mundial, y  en políticas públicas nacionales para fomentar el cambio estructural progresivo, que sin duda llegará para el beneficio de la región latinoamericana.

Para lograr esta metas, enfrentar la pospandemia y los efectos de la guerra de Ucrania, debe haber un consenso en los países para remar todos juntos en el mismo sentido; para ello, se debe estar de acuerdo en que la política fiscal va a jugar un papel decisivo, y aunque no se quiera, se debe robustecer los presupuestos nacionales y los dineros deben salir de nuevas apropiaciones que ayuden a palear la crisis colectiva de los países de América Latina.

Otro de las tareas pendientes es revisar los gastos tributarios, la evasión y la elusión fiscal, que manejados en forma correcta pueden ayudar a enfrentar  la crisis que apremia, interviniendo, y la política fiscal con la finalidad de conseguir los fines propuestos y enfrentar la crisis en forma adecuada y digna.

Un dato para tener en cuenta es la presión tributaria que disminuyó un 0,8 % en 2021, hasta alcanzar un 21,9 % del producto interno bruto, PIB, en promedio, con caídas en 20 de los 26 países cubiertos en el informe. Esta marca contrastó con la de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​, Ocde, donde la presión tributaria aumentó levemente un 0,1 % para alcanzar un promedio de 33,5 % del PIB.

Además de fortalecer la recaudación, hay que apuntar a mejorar la progresividad, relevar el papel del gasto público como instrumento de desarrollo y determinar el futuro de las reglas fiscales a la luz de la experiencia de la pandemia que se inició en 2020.

Es importante reflexionar sobre cómo la política fiscal -que está detrás del contrato social de las sociedades- puede ayudar a enfrentar el momento y mirar hacia adelante, sin lugar a titubear, ya que sería echar para atrás, y la idea es lo contrario; trabajar en conjunto para alcanzar una meta por muy difícil que sea, porque además se está saliendo de la pandemia y ahora frente a las expectativas, hay un año difícil en términos de inflación.

Latinoamérica, la región más desigual del mundo, perdió en 2018 el equivalente al 6,1 % del PIB por incumplimientos tributarios, con una tasa de evasión para el impuesto sobre la renta de personas físicas y el impuesto de sociedades de entre el 44 % y el 58 % en las dos últimas décadas.