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Sáb, Abr

Reforma a la salud en Colombia

Editorial
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Al examinar nuestro sistema de salud debemos ser muy claros y puntuales con el objeto de que hagamos el análisis objetivo y pertinente. No cabe la menor duda de que felizmente contamos con magníficos profesionales en todas las áreas del conocimiento, más nuestros sanitarios por su óptima preparación y calidad profesional, o sea médicos y enfermeras, son reconocidos y cotizados en el mundo.

Entre los Top 10 hospitales de América Latina cinco están ubicados en Colombia. Tenemos gracias a los filtros o aseguradores esto es las EPS una cobertura prácticamente total; es decir, todos los habitantes de nuestro territorio tienen el derecho de recibir atención hospitalaria y quizás por ello en las últimas encuestas el 75% de los usuarios defiende las EPS cuya idea petrista es extinguirlas.

Los equipos médicos en las clínicas y hospitales son de la más alta tecnología, la dotación en cada uno de los centros médicos es completa y adecuada por tanto se puede cumplir a cabalidad con los pacientes; desde luego no podemos ocultar las fallas que como en todo servicio se presentan, pero, en forma general, el pueblo colombiano dispone de un servicio de salud eficiente, serio y con personal capacitado y de excelencia.

Contrariamente a las apreciaciones presidenciales carentes de veracidad, sin pecar por exceso nos atrevemos a afirmar que en nuestro territorio se presta de los mejores servicios de salud existentes en el orbe. El ministro de Educación, Alejandro Gaviria Uribe, quién estuvo en la cartera de salud, se vio obligado a manifestar tímidamente de que no estaba de acuerdo con el Primer Mandatario en su aseveración acerca de la salud.

Los estudiantes desde tercer año están practicando disecciones, combinando la fase teórica con la pragmática de tal manera de que al concluir sus estudios poseen una formación sólida, como en pocos países; de ahí que en los hospitales de Estados Unidos sean recibidos con los brazos abiertos dada su valiosa estructura académica. 

Los cambios tienen que ser para mejorar no para empeorar, esa es la concepción positiva de las cosas, aplicar correctivos y ajustes donde sea necesario y continuar con lo que funciona bien. Esa debería ser la política en materia de salud; pero, justamente nombran a una ministra cuyos antecedentes son funestos habida cuenta de que su plus o mérito es haber acabado con la empresa de salud de Bogotá en la época en que el presidente Petro fue Alcalde de Bogotá y ahora el  Ministerio de Sanidad es su premio por esa ejecución negativa.

Su gran palmarés es el de la destrucción, pero ciertamente es una activista marxista de tiempo completo y ella misma dice que tendrá en cuenta lo que se ha hecho en salubridad en Cuba y en Venezuela. De tal suerte que lo que nos espera en la reforma que llevará el año entrante al Congreso nos hace ver un panorama infortunadamente poco halagador. Destruir algo es muy fácil y se logra en forma inmediata; pero, reconstruir requiere muchos años y Venezuela para recuperarse y volver a ser lo que fue, necesitará  mínimo de 20 años. 

El gobierno de Duque manejó la pandemia y la vacunación en forma ejemplar hasta el punto de que la OMS lo nombró su asesor; obviamente el prestigio de su ministro, Fernando Ruiz,  hacía que su candidatura fuese  fija  para presidir la OMS. Empero el gobierno actual se atravesó informando de que no era su candidato y que en consecuencia debería retirarse como en efecto sucedió. 

Al desaparecer las EPS se borraría todo lo logrado en los últimos 30 años. Estos entes administrativos han servido para garantizar que se les brinde a los pacientes todo lo que ellos requieren.

Desde luego hay dificultades, pero crear un solo cuerpo que administre y regule generará más problemas en la prestación de los servicios de salud. Se puede optimizar la prestación del servicio a efecto de que mejoremos en todos los aspectos, pero el suprimir las EPS es un error garrafal; sería la catástrofe anunciada, con sus defectos funciona, en condiciones aceptables.

En los sitios apartados de las grandes ciudades después de los primeros auxilios toca articularlos con los principales centros hospitalarios con un sistema aéreo rápido y oportuno. Los centros reguladores y sistemas de pago van a perjudicar enormemente a las instituciones que prestan los servicios de salud. Sin las EPS habría una desarticulación en los niveles de atención y es el caso de Bogotá dónde el 80% de las clínicas y hospitales son privados.

Además, la reforma tributaria, laboral y pensional crearán un caos total en el ámbito financiero, social y político, que igualmente afectará el ejercicio mismo del sistema de salud.



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