La seguridad alimentaria

Columnas de Opinión
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Por: Manuel Torres Lopera
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Cuando escuchamos hablar de “seguridad alimentaria” podemos pensar que el concepto se refiere solo a la importancia de consumir alimentos que no sean dañinos para nuestra salud. Y no es que esto sea incorrecto, pero la definición va mucho más allá…

La seguridad alimentaria implica: tener comida disponible, que haya un modo de conseguirla (por ejemplo, dinero para comprar alimentos), que estos alimentos sean suficientes, inocuos y nutritivos para que nuestro cuerpo pueda conseguir la energía y nutrientes necesarios para tener una vida sana y por último, pero no más importante, que esta situación sea estable y
continuada en el tiempo, no una odisea marcada por la incertidumbre.

La Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO), la seguridad alimentaria se da cuando” todas la personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, así poder llevar una vida activa
y saludable”. 

La FAO mide la inseguridad alimentaria utilizando la Escala de experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES, por sus siglas en inglés): seguridad alimentaria a inseguridad alimentaria leve (incertidumbre acerca de la capacidad de obtener alimentos), inseguridad alimentaria moderada ( no tiene dinero o recursos suficientes para llevar una dieta saludable; tiene incertidumbre acerca de la capacidad de obtener alimentos; probablemente se saltó una comida o se quedó sin alimentos ocasionalmente) e inseguridad alimentaria grave( se quedó sin alimentos; estuvo todo un día sin comer varias veces durante el año.

La lucha contra el hambre y la malnutrición es un desafío global que parece caminar en círculos. A principios del siglo XXI, muchos países lograron reducir significativamente el número de personas que no comían lo suficiente.

Sin embargo, las cifras del hambre llevan tres años subiendo y otras formas de malnutrición como la obesidad no dejan de crecer en todo el mundo, como alerta la FAO. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible buscan dar una respuesta internacional para destacar esta preocupante situación. En concreto, ODS 2 (Hambre Cero) habla de acabar con todas las formas de
hambre y desnutrición  para el año 2030. Hace especial hincapié en que la infancia tenga una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año, así como en la importancia de promover una agricultura sostenible.

El mundo ha entendido que plantarle cara al hambre es fundamental pero, ¿cómo llevamos esta tarea? Las cifras no soy muy esperanzadoras: el hambre afecta a más de 820 millones de personas en el mundo. En 2015 eran 785 millones, 1 de cada 9 personas está subalimentada, es decir se va a la cama sin las calorías mínimas para su actividad diaria, casi 8 de cada 10
personas que pasan hambre viven en zonas rurales.

La mayoría de las personas que sufren hambre en el mundo viven en países en desarrollo, donde el 12,9% de la población está subalimentada, la inseguridad alimentaria afecta más a las mujeres. Si las mujeres agricultoras tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, la cantidad de personas que padecerían hambre en el mundo disminuiría hasta en 150 millones, la obesidad y el sobrepeso están provocando 4 millones de muertes a escala mundial, el cambio climático es cada vez una amenaza más grave para las personas que padecen este flagelo, quiero dejar una reflexión la importancia de que se promuevan las huertas urbanas en los hogares para combatir el hambre y libres de pesticidas que mejora la alimentación de las personas y permite llevar una vida saludable.