Kakistocracia o gobierno de los peores

Columnas de Opinión
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Escrito por:

José Lopez Hurtado

José Lopez Hurtado

Columna: Opinión

e-mail: joselopezhurtado13@yahoo.es



Como sórdidos, viles, sucios, incapaces, innobles, que se retroalimentan de la ignorancia de las gentes, con tendencia a nivelar hacia abajo, apartando a los mejores y congraciándose con los peores, siendo su principal arma, según el Prof. Michangelo Bovero:  “la idiotización mediática de grandes masas electorales” (Una Gramática de la Democracia, 2001), han sido calificados los gobiernos, sean monarquías o dictaduras, o con una legitimidad de origen, que se corrompen en su desempeño.

En términos de legado conceptual y filosófico sobre el poder y sus formas, y del gobierno y la naturaleza humana, resulta forzoso volver los ojos a la antigua Jonia y Grecia, cuna de la civilización occidental (S.IV-V a. C.), en las que, como es sabido, se perfilan las primeras definiciones sobre los regímenes en ejercicio de la autoridad, y nace la política, como teoría y como ciencia.

Herodoto, en su obra Historia, clasifica por vez primera los sistemas en monarquía, oligarquía y democracia, anticipándose a equiparar el Monarca con el Tirano,  “quien envidia a los mejores, simplemente por ser mejores y están vivos, mientras que prefiere disfrutar con los peores” (Kikastaisin),  cuidándose en subrayar desde entonces,  la relación entre la tiranía y la baja condición ética de quienes la sustentan, materia prima fundamental para su permanencia en el tiempo.

Pero la afortunada invención lingüística, Kakistocracia (gobierno de los peores), que hunde sus raíces en el pasado remoto, como se ha visto, solo es acuñada e impulsada en este siglo por el citado  Bovero, e introducida su significación en el Dictionary of Socilogy  de Frederick Lumlay  (1944): “Gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones publicas en la que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes y matones electoreros, hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos”.

Como lo dijera el mismo Bovero en su Teoria Politica: “Y la Kakistocracia alimenta y es alimentada en una suerte de círculo perverso, por la confusión de los poderes, que anula la distinción y la separación de los mismos, propia de la democracia constitucional tanto en el plano social (poder político, económico e ideológico), como en el plano estrictamente institucional (Ejecutivo, Legislativo, Judicial).

Es el peor de los mundos posibles, o perversión abyecta de los sistemas clásicos de poder. 

Como lo resaltan los cronistas, Polibio, el célebre historiador griego, prefería que, aunque la monarquía degenera en tiranía, la aristocracia en la oligarquía de los privilegiados, y la republica en el zafio griterío de los demagogos, podría aceptarse un hibrido con los mejor de los tres regímenes. Pero seguramente, nunca pensó que sería a la inversa, es decir que se refundiera lo peor de todos.