El suelo es la clave

Editorial
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La implementación de buenas prácticas en el uso de los suelos de América es clave para la mitigación del cambio climático y para consolidar al continente como garante de seguridad alimentaria global.

Emplear las principales metodologías para medir las reservas de carbono del suelo y las emisiones de gases de efecto invernadero en el campo, así como el uso de la tierra y el secuestro potencial de carbono en el suelo al adoptar prácticas de manejo sostenible son claves en los esfuerzos para alcanzar la sostenibilidad.
El objetivo es orientar los nuevos protocolos enfocados a frenar la degradación de las tierras, así como promover la salud del suelo y el secuestro de carbono en el suelo del continente americano; se debe tener en cuenta que el uso intensivo de los suelos para satisfacer la creciente demanda de alimentos, fibra y energía ha ocasionado pérdidas de carbono del suelo y, en consecuencia, aumentado las emisiones de gases de efecto invernadero, GEI.
Hay que encontrar las mejores prácticas de manejo sostenible prometedoras que se podrían adoptar en las Américas, tales como la labranza cero, los cultivos de cobertura, las enmiendas orgánicas, la restauración de pasturas mediante sistemas silvopastoriles y de cultivo-ganado-bosque integrados; y restauración de bosques, entre otros.
Al adoptar únicamente dos prácticas de manejo sostenible a gran escala, recuperación de pasturas y labranza de conservación, la acumulación potencial de carbono en el suelo de los países de las Américas, sin duda se incrementaría durante 20 años. Este crecimiento en la acumulación de carbono representa cerca del 7,9 % de las emisiones anuales totales mundiales netas antropogénicas de gases de efecto invernadero originadas en la agricultura y el 4.1% de las emisiones globales que tienen su origen en la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.
Ahora, pues, existen estimados recientes que muestran que el carbono del suelo representa el 25 % del potencial de soluciones basadas en la naturaleza, del cual el 40 % consiste en proteger el carbono existente en el suelo y el 60 % es para reconstruir las reservas agotadas, que sitúa a los sistemas agroalimentarios como un punto fundamental para el mantenimiento de la seguridad alimentaria y climática global. Otro hallazgo es que la región de las Américas tiene un gran potencial para contribuir a la mitigación del cambio climático y al establecimiento de estrategias de adaptación, que requieren agendas técnicas y políticas nacionales e internacionales.
Hay que apoyar este programa cuya iniciativa cuenta los Gobiernos de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, El Salvador, México, Perú y Uruguay..