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Vie, Abr

Tanto va el agua al cántaro…

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alberto Linero Gómez

Alberto Linero Gómez

Columna: Orando y viviendo

e-mail: palbertojose@hotmail.com


Bueno, diría Luis tejada en su libro de crónicas refiriéndose a “el optimismo” y en uno de sus apartes”...el pesimista como la ciencia, elabora sus teorías sobre experiencia de los hechos. Su concepto del mundo es sombrío, doloroso y aparentemente absurdo...”


En la madrugada del 01 de abril en medio de fuertes lluvias y relámpagos en la cabecera de la capital del Putumayo los ríos Mocoa, Mulato y Sancoyaco se desbordaron y en su cauce y entre palos, lodo, rocas inmensas y componentes químicos de la producción de coca, la naturaleza se llevó por delante casi cinco barrios dejando como saldo (hasta el medio día de hoy lunes 03 de abril que escribo esta columna) 254 muertos más de 400 heridos y centenares de damnificados sin contar aún una cifra exacta de desaparecidos.

Según estadísticas el Putumayo es uno de los departamentos que más daño le ocasiona al ecosistema por la tala y quema indiscriminada de árboles y bosques para sembrar y producir toneladas de coca (por cada hectárea sembrada de coca se tienen que destruir dos hectáreas de bosque) y a su vez la contaminación que se ven afectados sus suelos por los químicos que se tienen que tratar para esta producción.

Si bien es cierto que el hombre es el único responsable en esta tragedia no podemos ser indiferentes ante la necesidad y urgencia de nuestros compatriotas en Mocoa.

La suma de la irresponsabilidad de las autoridades locales, nacionales, de los habitantes de la zona de los traficantes y testaferros, de quienes pagan impuesto los que lo cobran ya no llama la atención junto a la violencia que derivan; ahora fue el turno de la furiosa naturaleza que a mi manera de ver, así como un animal salvaje y herido va buscando medicina a su paso para desbordarse de dolor y llanto porque en su mismo cauce se encuentra perdido, herido, sin rumbo, envenenado.

Finalmente para todos sale el sol y a su paso solo deja muerte y desolación que es lo mismo que sembramos y tan indignos como lo somos no enfrentamos una realidad en que hasta la misma armonía del ecosistema nos manifiesta.

A título personal y con el humor negro y cínico que me caracteriza no puedo aceptar que todos se solidaricen con esta catástrofe sin sacudirse y tratar este tema de frente cuando el Ideam reporta emergencia rojas y naranjas de la misma gravedad en más de 182 lugares del país y tal vez con las mismas características y tan solo lo único que podemos desplegar son cámaras frazadas y frascos de agua, para que finalmente como tantos otros capítulos de nuestra sociedad pasen a un segundo plano en menos de una semana.


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