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Vie, May

El cambio en Riohacha inicia por el mercado

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



El día anterior a la conmemoración de la virgen de Los Remedios, en un amplio foro y frente a diferentes personalidades de la vida política y administrativa nacional, regional y local, fue lanzado el "Plan Riohacha 470 años: Una Oportunidad para Dignificar la Capital de La Guajira". Con este instrumento se busca estructurar iniciativas que permitan la generación de sinergias institucionales, onfluir las voluntades y compromisos del gobierno nacional, departamental y municipal acompañados por la comunidad, la empresa privada y los organismos de cooperación, con el fin de jalonar la transformación de Riohacha, desarrollando obras e inversiones de alto impacto para superar el rezago histórico y darle la oportunidad de dignificarse como ciudad capital en el marco de los 470 años de su poblamiento.

En él se determinan proyectos e inversiones tales como: Desarrollo de un programa de saneamiento y agua potable para la zona rural y micro acueductos para comunidades indígenas; proyectos de viviendas (5.000 entre nuevas y mejoras para los 4 años); implementación del plan de movilidad; estructuración del plan centro; estudios, diseños y construcción de la cárcel; construir la estación de policía, construcción de la variante de la ciudad (17 Km); el centro cívico; realización de la interconexión; eléctrica Riohacha - Maicao; construcción de mega colegios; construcción de mega bibliotecas; ampliación del camellón y prolongación de la avenida primera; adecuación de los espolones turísticos; programa digital e insertar a Riohacha dentro de los 400 Municipios con Internet gratis; estudios, diseños y construcción del centro de convenciones.

Al reflexionar nos damos cuenta que se encuentra determinado por una serie de proyectos, en mi criterio puntuales y desarticulados, que no alcanzan a incidir sobre las ventas informales, como el más importante problema que hoy tiene la ciudad y que se constituye en un real obstáculo en el grado de competitividad del municipio, máximo objetivo que se propone variar desde su concepción y desarrollo. Los proyectos dejan de lado el ordenamiento del territorio y sobre todo el rescate del espacio público para los ciudadanos.

El plan corre el riesgo de ser un recetario ideal de obras e inversiones, si no se le articula a la intervención de los espacios que hoy se les niegan a la comunidad, que siguen estando allí y profundizándose de manera patológica. Me refiero a los dos mercados públicos que actualmente tenemos. Esos dos espacios vienen determinando la vida de la ciudad y no los estamos teniendo en cuenta, lo que permite concluir que no se conoce su incidencia.

En América Latina y por supuesto en Colombia se ha venido configurando una tendencia de intervención del espacio urbano a partir de más construcciones y menos sobre estrategias de ordenamiento territorial, que es lo obligante de acuerdo a la ley. Un ejemplo de ello, es que en Riohacha no hemos podido intervenir el mercado informal de la calle 13 y de los vendedores que están bloqueando el libre acceso de los niños y niñas que van a estudiar música en Fundarte, por no tener una bodega para su relocalización. La ordenación del espacio urbano de la ciudad debe iniciarse por el mercado público y con una articulada red de proveeduría de alimentos en los barrios consolidados. Si mejoramos estos centros exportadores de la informalidad, incidiremos sobre toda la ciudad y disminuiremos la presión sobre espacios neurálgicos. La teoría económica nos enseña que los agentes económicos son racionales y que tienden a maximizar su utilidad en cualquier lugar y en condiciones adversas. Ello tiene que ver con lo que se llama la economía del comportamiento. Por lo tanto, es necesario que este supuesto básico se cumpla dentro del mercado público y no fuera de él. Si construimos más infraestructuras sin consensuar y resolver los problemas del mercado público, estas también serán capturadas por las ventas informales. Miren, el Parque Padilla y la Primera, así se darán cuenta de lo que les estoy hablando.



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