Escrito por:
Cesar Arismendy Morales
Columna: Reflexiones
e-mail: cesaridys@hotmail.com
Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.
Con la muerte del comandante Hugo Chávez Frías, es probable que las relaciones entre Colombia y Venezuela entren en una nueva fase, afectando con ello a todos los habitantes de la subregión andina, especialmente, a los pueblos fronterizos. Los escenarios en que se desarrollará la agenda de Maduro y Santos se encontrarán determinados por la primacía de los intereses de la seguridad nacional, en el primero y la paz, en el segundo.
Nicolás Maduro, ya no actuará como el buen componedor y el receptivo ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, sino como el presidente encargado, con la intención de ser legitimado en las próximas elecciones y ser un guía aceptado integralmente por el ejército venezolano. Santos, tratará de sacarle partida a los vientos de acuerdos de paz con las FARC, para consolidar un liderazgo merecedor de ser refrendado en las elecciones del 2014 y que ha sido invalidado por el circuito de huelgas internas. Un mismo interés y dos estrategias no necesariamente complementarias, en donde la guardia de honor rendida por el presidente Santos durante el funeral de Hugo Chávez, sirve para predecir lo que se juega y visibilizar la magnitud de lo que se viene.
Con la desaparición del comandante, se inaugura un nuevo ciclo de lo que ha sido la historia de crisis - negociación, integración - conflicto entre los dos países. Hay que volver a barajar, es decir, tener en cuenta o considerar un conjunto de elementos en ambos procesos electorales. Cuando se profundiza en la historia reciente de las relaciones colombo venezolanas, la continuidad y su estabilidad, es tal vez el escenario de mayor incertidumbre. La cercanía de ambas elecciones pueden acelerar y revivir tensiones que han estado ocultas.
Las áreas fronterizas son más que una sumatoria lineal de puntos y rayas con puestos militares, alcabalas y policías para la defensa de la soberanía nacional. Son algo más que una indeterminada cantidad de puntos geográficos que se distribuyen en un espacio común. La frontera colombo venezolana es más que un lindero físico y geográfico. Son espacios de integración subnacional de tipo económico, social, cultural, étnica y ambiental.
En medio de los dos países, se encuentra la población fronteriza que se afecta cuando se estornuda desde Caracas o Bogotá. En el eje Zulia – La Guajira la situación afectará a 14 municipios por el lado venezolano y a 15 por el colombiano; 2.6 millones de personas están involucradas, incluidas 612 mil indígenas wayuu que diariamente comercian con arroz, jabón para lavar, harina, aceite, cereales, salsas, sazonadores, pollo congelado, huevos, papel higiénico, jabón de tocador, azúcar, crema dental y detergentes.
El comercio se verá afectado. Existen escenarios en donde se vuelva a militarizar a la frontera y regresen los excesos de la DIAN en Colombia, que en el pasado han servido para avergonzar a los wayuu y deslegitimar su preexistencia en el territorio fronterizo. Los dos Estados nacionales pueden entrar en una carrera por crear nacionalismos y con ello regresar a las anteriores disputas por el control del territorio ancestral.
Con la muerte de Chávez, se inauguran nuevas opciones políticas en medio de las carreras presidenciales. Para evitar las restricciones que se generan por los ciclos de crisis – negociación, conflicto - integración entre los dos Estados, ya se escuchan voces sobre la necesidad de solicitar que al pueblo indígena wayuu se le dote de un estatuto especial, reconociéndole autonomía política y administrativa en su territorio ancestral, es decir, renegociar su adscripción en ambas naciones.