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Vie, May

Minería, desarrollo y cultura

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



La economía es una ciencia social que estudia las relaciones de producción, distribución y consumo que la población establece y asume independientemente de nuestra voluntad. La economía se le conoce como la infraestructura de la sociedad, porque a partir de ella se construyen los cimientos sobre los cuales se consolida el Estado, la superestructura. Todo lo que sucede en la base económica, se refleja en nuestras relaciones con los otros, en la forma en que nos organizamos, en la ideología, partidos políticos, medio ambiente y también en la cultura.

En La Guajira existen pruebas contundentes sobre este tipo de comportamientos. Cuando las relaciones económicas en el departamento estuvieron determinadas por el contrabando de perlas, palo de añil, sal, azúcar y café la población participó y se expresó como parte una cultura de la ilegalidad que se ha mantenido por muchos años. Igualmente, sucedió cuando nuestra base económica regional se afianzaba sobre la producción y comercialización de la marihuana. La población guajira se expreso y participó de la cultura "marimbera".

Aunque procedente de la ilegalidad, esta cultura mantuvo rasgos muy particulares que la hicieron diferente a la anterior. La violencia de la época, nuestra fama de "guapo", la expansión y la consolidación de la música de acordeón, hacen parte de las consecuencias de este modelo regional de desarrollo implícito. En la actualidad, el departamento se ha vuelto minero. La base económica y el desarrollo social se sustentan sobre la explotación de gas y carbón. La Minería es un poco más del 54% del PIB; sólo la explotación del carbón se consolida con el 35%. Muy a pesar del nuevo sistema, las regalías directas que reciben el departamento y un grupo de 8 municipios son los más importantes recursos para responder por el desarrollo social. Ente 1990 y 2011 se recibieron $5.2 billones. El departamento, Barrancas, Albania y Uribia nutrieron sus tesorerías con el 87% de estos recursos. De esa torta, solo los políticos participaron.

Si la minería se ha venido consolidando como la actividad más importante de la estructura productiva de La Guajira y en soporte de la infraestructura regional (entes administrativos como la gobernación y los municipios), cual es el motivo de no expresarse o no reflejarse como una forma de ser, de pensar o en una cultura de la minería? ¿Por qué en una época de profundos cambios regionales y de transformaciones productivas, nuestra población sigue pensando bajo el modelo antiguo e informal del comerciante que solo piensa en sacarle ventaja al otro? ¿Por qué la ideología, nuestra forma de pensar y el comportamiento político de nivel local y regional, se encuentran determinados por el interés particular propio de quien hace comercio buscando ganancias excesivas y en la primera oportunidad? ¿Debido a que nos gusta más la intermediación rápida y menos la generación de valor?

El nudo gordiano de las regalías y todos estos interrogantes se resolverán cuando nuestra población se meta y participe de la cultura de la minería.

Eso quedó demostrado con la huelga que se vivió con los trabajadores del Cerrejón. En ese momento la dinámica de la producción y las regalías que aún obtienen nuestros entes territoriales con base en proyectos serán de especial interés del ciudadano y de los políticos, lo que se manifestará en que la inversión de las mismas sea realizada en sectores prioritarios, con alta participación y compromiso de la sociedad civil.

La formación de una cultura regional en torno de la minería responsable implica su masificación a través del sistema educativo formal. Será que ello puede ser posible?



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