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Vie, May

Le faltó el centavo para el peso

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



"Le faltó el centavo para el peso", es una expresión muy popular en nuestro medio que nos recuerda que se estuvo muy cerca, pero no se cumplió con el objetivo. Faltó algo y no se pudo llegar. En el futbol, se acude a ella para decir que el equipo jugó bien, pero no pudo realizar el gol tan esperado y que se perdió por un error.

Técnica y profesionalmente nos remite a una frustración personal o colectiva, ya que al faltarle algo a lo que hacemos, el producto resultante no fue bien hecho o terminado, debido a que los detalles finales controvierten la totalidad de los esfuerzos físicos y financieros que se realizaron para sacar una iniciativa adelante. Detrás de "le faltó el centavo para el peso", lo que existe es un verdadero problema de calidad de lo que se hace o de lo que se pretende hacer.

Desde el año 2008 el departamento transita por el camino de las megaobras, el cual ha resultado doloroso para la ciudadanía y riesgoso para las autoridades frente a los organismos de control. Con un presupuesto de más de $ 190 mil millones, en su momento se contrataron la construcción de diferentes infraestructuras educativa, deportiva y turística, que se pueden resumir en más de cincuenta obras de interés local y regional. En el caso de Riohacha, iniciativas como el Camellón de la Primera, el Camellón de los Capuchinos y el parque lineal de la Laguna Salada, que le pueden generar valores agregados a la especialización turística que busca la ciudad, aún presentan deficiencias y en muchos tramos tienen un rápido deterioro.

Por los detalles, un número significativo de estas obras no han sido recibidas por la administración departamental. Las megaobras que se vienen construyendo en La Guajira presentan problemas de calidad y las causas son comunes. Los detalles impiden ver lo mejor de ellas. Ese fue el balance que se llevó Ana María Silva Bermúdez, contralora delegada para los asuntos de Minas y Energía, quién realizó un pormenorizado recorrido por diferentes municipios en compañía del Gobernador, los alcaldes, el contratista y los interventores. En Fonseca, Albania, Uribia, Manaure y Maicao, quedó claro que los detalles se tiran todo lo bueno que ellas pueden brindarle al desarrollo local.

El Estado para la realización de sus objetivos de desarrollo social y económico utiliza a los contratistas que presentan unas capacidades técnicas, económicas e idoneidad. Para el caso de La Guajira, es usual ver que el contratista que asume la ejecución específica de una inversión a través de un contrato, no cumpla con todos los detalles y precisamente en los detalles se encuentra el demonio.

La Guajira comenzará a dar pasos hacia el cambio social planificado, cuando lo que se contrate no sea importante por el contrato mismo, sino por el servicio social que prestará dicha obra. Es decir, cuando se piense en lo que los economistas llaman la generación de las externalidades, vistas como un conjunto de beneficios colectivos que se irrigan a la sociedad a través de la movilidad, calidad de vida, mejores espacios públicos, recreación y seguridad.

Uno de los más importantes impactos de las inversiones públicas se encuentran en el ámbito de la valorización patrimonial. Si la ciudad se valoriza a través de sus obras, el patrimonio de los ciudadanos también crecerá. Por ahora, en La Guajira los detalles que mantienen las obras e inversiones han venido limitando que se desencadenen nuevas acciones, muchas de ellas en manos del sector privado y de los ciudadanos. Los servicios públicos de acueducto y alcantarillado hacen parte de estas restricciones.



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