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Vie, May

Mayo negro

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Cesar Arismendy Morales

Cesar Arismendy Morales

Columna: Reflexiones

e-mail: cesaridys@hotmail.com

Economista de la Universidad de los Andes y Licenciado en Ciencia Sociales de la Universidad Distrital de Bogotá. Cursó estudios de Planificación del Desarrollo Rural y Urbano en la Universidad de los Andes y en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya Holanda. Igualmente estudios de maestría en Desarrollo Regional en la Universidad de los Andes y cursos de Ciencias Políticas en la Universidad de Minnesota - Estados Unidos.



No deseo hablar de mayo como el mes de afrocolombianidad. Quiero opinar sobre diferentes acontecimientos dolorosos que involucran a La Guajira y que merecen ser contextualizados y analizados en sus diferentes dimensiones.

En mayo del año pasado fue la masacre a la patrulla del Ejército colombiano en la zona fronteriza de la Majayura. Allí fueron 12 uniformados las víctimas. Este año, la cosa no cede. Mayo inició con la presunta desaparición de la pareja de españoles en la Alta Guajira; continuó con la condena pública a que ha sido sometida la institucionalidad de La Guajira a través de la figura del gobernador. Recientemente, asistimos a una nueva emboscada mortal en donde perdieron la vida cuatro miembros de la Policía Nacional e Inmigración.

Estos últimos sucesos, si bien elevan el indicador de homicidios por cada cien mil habitantes, este aún se conserva por debajo del nivel nacional, encontrándose que en el país existen zonas más violentas que la nuestra.

En relación con la situación que vive la frontera colombo venezolana por el lado de La Guajira, el director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, en CM& expresó que La Guajira tiene este comportamiento debido al contrabando, al lavado de activos y al narcotráfico. "Allá se encuentran la guerrilla, los paramilitares, las barim, los contrabandistas de la gasolina". Como perla afirmó… "se dice que todo se encuentra controlado por la Oficina de Envigado, los Urabeños y los Rastrojos. El Cartel de los Zetas y el Cartel de Sinaloa ya hacen presencia". Con esta información a La Guajira la han mejicanizado.

Todos estamos obligados a rechazar los hechos violentos, pero los territorios fronterizos merecen una mejor lectura e interpretación por parte de funcionarios del gobierno nacional y de los medios de comunicaciones, especialmente, los de Bogotá, que ven la realidad del país con la cabeza a gachas porque están entretenidos mirándose como le supura el ombligo. ¿Por qué se insiste en percibir a La Guajira como un problema y no como una oportunidad para la nación?, ¿cuál es la razón de estas permanentes condenas surgidos de análisis epidérmicos?, ¿qué esfuerzos se han realizado para el mejor análisis de las patologías de las fronteras, sin "macartizar" a la sociedad e institucionalidad de la región?

El historiador de origen chicano, René De La Pedraja, en La Guajira durante el siglo XIX: indígenas, contrabando y carbón, aporta insumos para tener una lectura distinta de este territorio. Igualmente, lo hace Margarita Seje, cuando dice que a La Guajira se le analiza de manera superficial y se le ve como el revés de la nación, en donde existen territorios salvajes y fronteras; es considerada como tierra de nadie.

Precisamente esta es la imagen que tiene la prensa nacional, que hace de las realidades y patologías de la zona fronteriza una película del género western. La Guajira se le revela como un territorio inexplorado e indómito bajo la amenaza latente del ataque de los indios, o como el departamento sin ley en las que los bandidos campean a sus anchas.

René De La Pedraja nos advierte que esta interpretación ha persistido históricamente y fue la mayor razón para escudriñar sobre la historia de las fronteras del país. El inicia su investigación diciendo lo siguiente "La Guajira en el siglo XIX fue una región en donde se pueden ver con gran claridad las relaciones casi siempre conflictivas entre el gobierno central y los grupos regionales". No podemos negar nuestras patologías, pero es inadmisible que el análisis sea superficial y que se termine condenándonos como los parias y la cloaca de Colombia. Este es el verdadero mayo negro.



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